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lunes, 30 de julio de 2018

OPINION: Colonización Mental

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Por Práxedes Olivero García

El vocablo “colonizar”, en nuestro contexto antillano, viene a ser sinónimo de deslegitimar, subvalorar, despreciar, desprestigiar e imponer un modelo superior, entre otros términos que caracterizan el acto de desestimar por impropias una cultura, una forma de vida, una manera de ser y,  por tanto, de actuar.

Vivimos inmersos en una sociedad en la que es frecuente la minimización o desprecio del otro, de la otra,  cuando se sale de lo común, cuando es diferente o “raro”. Las etiquetas abundan. Se colocan a los individuos  en  cualquier ámbito. Se pretende imponer entonces un modelo de persona “normal”; en realidad, “superior” al modelo “defectuoso” o “raro”.

Esta manera de ver a los otros viene de lejos. Viene desde el momento mismo del “descubrimiento” de esta América interracial por parte del “civilizado” hombre europeo. Los nativos fueron vistos, y lo son aún, como torpes, incultos, bárbaros. A ellos había que civilizar imponiéndoles unos patrones culturales “superiores”. Todo esto en detrimento de los valores y formas de vida que habían sido construidos durante siglos. Quizás milenios.

Como un ejemplo extremo del desprecio hacia lo diferente, me llega a la memoria la metáfora empleada por un distinguido profesor y amigo para significar la dimensión que puede alcanzar el desprecio hacia lo ”anormal” o “defectuoso”. Dialogaba con ese profesor, más bien sabio, de cómo era posible que alguien maltratara o hiciera mofa de una persona afectada de una enfermedad mental.  Me puso como ejemplo patético,  el caso de una gallina enferma. Las otras aves,  de su misma especie,  al percibir de algún modo su  estado vulnerable o  de debilidad   le caen a picotazos hasta matarla. 

Y no es que las personas que se salen de los patrones culturales “normales” padezcan una debilidad; aunque como tal pueda ser percibida una característica particular. Todo lo contrario, esa diferencia pudiera generar una gran fortaleza. 

En resumidas cuentas, bajo el esquema de la colonización mental se pretenden llevar a cabo dos acciones. La primera,  homogeneizar a todo un conglomerado humano a como de lugar.  Y la segunda, debilitar o sacar del círculo social a aquellos que no acepten la acción de homogenización, no importa si con ello se lesiona la psiquis del sujeto o se le destruye moral y físicamente.