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domingo, 16 de diciembre de 2018

OPINION: Familias árabes y españolas en Barahona

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POR  MIGUEL PINEDA LÓPEZ

A raíz de la segunda guerra mundial y la guerra civil española, en pleno apogeo de la llamada Era de Trujillo, se establecieron en la provincia de Barahona y comunidades vecinas, colonias de árabes y españoles, gente muy laboriosa, dedicada al comercio, con una gran vocación familiar.

Apellidos como Lama, Melgen, Yapur, Tezanos, Cury y Khoury, Toral, Hazoury, Sousa, y otros monopolizaban la actividad comercial, pero al mismo tiempo lideraban la alta sociedad, pero siempre cohabitaron armoniosamente con los dominicanos de origen.

Esas encumbradas familias se entremezclaron con los barahoneros y se convirtieron en verdaderos instrumentos de desarrollo económico, cultural y social de toda la región del suroeste profundo. 

De esos inmigrantes árabes y españoles hubo gente con una gran vocación humana como Tinito Cury, para citar un caso y otros cuyos hijos se hicieron buenos profesionales. Jottin Cury, ex rector de la UASD, prominente político y abogado, es un fiel ejemplo de esa estirpe. 

Cuando se producen encuentros de barahoneros como ese que se celebró recientemente en el club del Banco Central, con motivo del 50 aniversario de la graduación de bachilleres del liceo de aquella comunidad, se pone de manifiesto el orgullo de los descendientes de esos extranjeros por haber nacido y vivido en la llamada perla del sur. 

De verdad que esa inmigración que se radicó en Barahona en el siglo 19 fue productiva, fecunda, honesta y laboriosa, al igual que la mayoría de los árabes y españoles que se radicaron en el país en esa época.

 Fue una inmigración sana, con buenos hábitos y buenas costumbres, que hizo grandes aportes al desarrollo de Barahon