POR STILL PEREZ
Hechos criminales, comúnmente, no son develados a causa de una ineficiente investigación, o, por asumir posturas a prisa, o, porque, en medio del hecho, surge otro hecho, quizás menos importante que el originario, que atraiga la atención, de los medios de prensa y de los protagonistas de la investigación formal.
Con lo cual se pierde de vista el hilo central de la investigación, pudiendo quedar encubierta, sin querer, la verdadera causa de un acontecimiento.
Si se tratara de un acontecimiento trivial, rutinario o carente absolutamente de importancia, no tendría efectos importantes la ausencia de investigación seria; pero tratándose de la pérdida de vidas humanas y destrucción de propiedades, sería penoso e inconsciente que se asuman conclusiones que desemboquen en encubrimiento de voluntades.
La duda, en materia de investigación y conocimiento, es de apreciable valor, ya que permite que la investigación sea enriquecida con la búsqueda de mayores explicaciones, al tomar en cuenta hipótesis probables que son descartadas cuando se asumen posturas apriori o con la prisa del pensar.
En materia de investigaciones criminales, los incendios son casi siempre (según estadísticas forenses) medios de hacer desaparecer evidencias de hechos delictuosos graves que anteceden al siniestro, como violaciones o asesinatos, con el propósito de evadir la responsabilidad penal.
En un incendio, en principio, no debiera descartarse responsabilidades voluntarias, cuando no se ha esclarecido la causa principal.
Afirmar, sin más, que la causa probable de un fuego fue una vela encendida, sin antes descartar la presencia de algún acelerante en la escena, como gasolina, gas o cualquier otro combustible que facilite propagar un fuego, no es propio de una investigación consciente en esta materia.
¡Cuidemos la seriedad de la investigación, por favor!
El autor: Es abogada y experto en criminalistica.
