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domingo, 9 de agosto de 2020

OPINIÓN: Educación virtual y la brecha social

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Por Hidalgo Rocha

Con la aparición del Virus del Covid-19, nuestro sistema educativo ha estado suspendido en prevención ante tan fatal enemigo. Universidades, escuelas y centros privados de enseñanzas, así como todo el sistema oficial, se han sumado a este cierre solicitado por las autoridades gubernamentales para evitar la propagación de este enemigo silente.

Casi seis meses de inactividad lleva el sistema educativo nacional suspendido, tanto como casi los demás y todos nosotros. En busca de una reapertura, autoridades salientes y entrantes ven como alternativa la implementación de la educación virtual desde nuestros hogares para el próximo año escolar. Es decir, que desde una laptop, desde un celular o  computadora, nuestros estudiantes tendrán docencia a por pipá.

Sabiendo la existencia de la brecha social, más la intención de las salientes autoridades de dotar al estudiantado nacional (en su parte pública y, muchas veces en la privada, la cual nunca entendí) de computadoras y laptops a través de la República Digital, cabrían las preguntas: ¿Están todos los hogares dotados de la herramienta digital para tener una educación virtual? ¿Se ha previsto la economía familiar? ¿Se ha previsto la formación educativa de los padres y tutores? ¿Cumplieron las autoridades salientes con llevar una computara a cada estudiante del país?

Hasta julio del 2019, el gobierno empezaba a entregar a los centros educativos de enseñanza media las herramientas tecnológicas (Laptops a estudiantes y profesores) a través de la República Digital faltando gran parte de estos y los centros de primaria de casi todo el país, intensión que se realizaba paulatinamente y vio su paralización por la entrada del Covid 19.

Pero, como es bien sabido, a veces la misma calidad de la educación depende en gran parte del sacrificio y de las posibilidades económicas de la familia. Aun entregando tales herramientas por parte de las autoridades educativas, las misma requieren de conexión a Internet y una familia de escasos recursos económicos de ocho o cinco muchachos, que apenas tenga un teléfono maquito para llamar cuando se pueda con recarga de 50 pesos o que reciba dicha herramienta tecnológica y tenga que recargar, no es verdad que éstos van a recibir una educación virtual normal y de calidad. Súmele que los padres no sepan ni pio de tecnología y más que tengan que enseñar como co-educadores.

La Educación Virtual requiere de análisis frente a la brecha social y económica del país, aperturarla con estas deficiencias, que no solo afectaría a los escasos recursos económicos, porque en ello hay que poner también la clase trabajadora, la clase media que sale temprano a laborar y encontrarse en que tiene que soltar todo y ponerse a estudiar para enseñar, porque la docencia de ayer no es la de hoy con tantos cambios cada vez que llega un ministro o un gobierno, no es nada fácil.

Esperar hasta enero y hacer cambio en el año escolar es lo más recomendable. Empezar el año escolar cada enero como ciclo anual, en vez de cada septiembre o finales de agosto es un buen propósito. Así se termina de dotar a todos los estudiantes, profesores y tutores, de las herramientas tecnológicas necesarias para implementar la Educación Virtual. Creo es lo más aconsejable.

Pero andar corriendo por dar muestras de intenciones políticas, no es lo más adecuado. Creemos que si las nuevas autoridades, como bien lo anunció su designado ministro de educación, de que la Tanda Extendida no sirve para nada, quieren hacer cambios, ahora es el momento. Consensuar con todas las fuerzas vivas del país los proyectos que quieren implementar y desmontar lo que entienden no es eficiente y empezar en enero el año escolar, porque si comienza con la educación virtual, se lo comerá la brecha social y empezarán muy mal.  

Por lo demás, seguimos en lo mismo, llega uno, trae su librito y a escuchar los ruidos, que muchas veces no vienen con pitos sino pancartas en todo sitio.  Dios nos agarre confesados.

El autor: Abogado y comunicador.