La decisión del Ministerio de Defensa de asignar un oficial médico, y tres suboficiales para la seguridad personal del periodista y empresario Melton Pineda pone sobre el tapete un cuestionable privilegio.
Ante el revuelo que se generó en las redes el titular de la cartera, Carlos Díaz Morfa, revocó la escolta que pura y simplemente había asignado al comunicador social. Llama la atención que la escolta la compusieran el primer teniente médico Maricarly Pineda Medina y los sargentos Melton Jr.
Pineda Medina, Ramón Oliva Medina Contreras y Cristian Manuel Bello Pineda. Por los apellidos se deduce que el periodista y los miembros de la escolta que se le asignó están emparentados entre sí.
Pineda no es la figura, no solo mediática, a quien se ha asignado o posee una escolta militar o policial sin ningún tipo de justificación. Se trata de una vieja práctica que denota el criterio particular, no institucional, con que se utilizan los miembros de los cuerpos castrenses y la Policía.
El alboroto que se ha creado es para que se revise una cultura que no solo privilegia a ciudadanos especiales, sino que perjudica la seguridad general de la población.
