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domingo, 18 de octubre de 2020

OPINION: El traslado del viejo cementerio municipal, un tema complicado y sensible.

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Por David Ramírez
 (David Barahonero).

El alcalde de la ciudad de Barahona Micton Fernández (Milton), reveló recientemente a un blog local sobre los planes que baraja el cabildo para trasladar el viejo Cementerio Municipal hacía el nuevo cementerio Américo Melo, no solo porque ya no ofrece seguridad para los visitantes en vista de que se ha convertido en un dormitorio de vagabundos y guarida de delincuentes o drogadictos, sino también porque ya existe uno nuevo, de plena funcionalidad y seguridad.

Otras de las revelaciones que hizo el alcalde es que el 25% de las tumbas en el viejo Cementerio Municipal han sido profanadas., lo cual resulta alarmante para todos aquellos que tenemos nuestros seres queridos enterrados en dicho “camposanto”.

El traslado del viejo cementerio es tema ya planteado recientemente por nuestro versado amigo Leonardo Mercedes, ya que el cementerio municipal, que se aproxima a los 100 años de su construcción, se encuentra en pleno casco urbano y limita el crecimiento y desarrollo de la ciudad, impidiendo, junto con la sede de la Quinta Brigada del Ejército, unir el municipio cabecera con el distrito de Villa Central.

Hay que recordar que no es la primera vez que se ha establecido en Barahona  la necesidad del traslado de un cementerio a uno nuevo.

Antes de la construcción del viejo cementerio municipal existió otro en el siglo pasado, que se encontraba ubicado en los terrenos del Parque Infantil y Temático y la bomba de combustible de los Ayala, en el malecón de la ciudad, que fue clausurado en 1922 con el traslado de todos los cuerpos que allí se encontraban enterrados al recién inaugurado Cementerio Municipal.

El traslado de los restos cadavéricos hacia el nuevo cementerio Américo Melo, es un tema no solo bastante complicado desde el punto de vista administrativo, sino también muy sensible con los ciudadanos que tienen a sus seres queridos allí enterrados. Y créame que no será una labor fácil para el cabildo, ya que primero está obligado acordar con los familiares de los difuntos la manera de cómo proceder el traslado de los cuerpos de un cementerio a otro. 

También habría que definir legalmente como enterrar en el nuevo cementerio los restos de difuntos que ya no tienen familiares vivos, si fueron religiosos o no, lo cual lo más probable sería meterlos en una fosa común, si en vida fueron religiosos, solicitar ayuda a las iglesias a las que probablemente pertenecieron los difuntos, ya sea católica o evangélica. 

Por tal motivo dejo aclarado a nuestro alcalde Fernández, que  la labor por parte del Ayuntamiento de trasladar los difuntos enterrados en el viejo cementerio requerirá de mucha paciencia.