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martes, 1 de diciembre de 2020

Los pedernalenses quieren ser protagonistas del desarrollo turístico prometido

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POR TONY PÉREZ 

PEDERNALES: La generación actual de este pueblo del sudoeste de la frontera dominico-haitiana  pasará la peor Navidad de su vida: atrapado en la red de una profunda incertidumbre económica y de la epidemia de COVID-19 que inició en marzo y aún sigue sin que haya vacuna disponible que la frene.

Cuando el presidente Luis Abinader Corona visitó este año el municipio cabecera –dos veces antes de agotar su primera quincena de gobierno-, desenterró la esperanza sepultada por una cadena de discursos engañosos y el robo de Bahía de las Águilas, hechura de políticos corruptos. Aseguró que en dos meses habría acción, y garantizó la construcción de 3 mil habitaciones hoteleras, un aeropuerto internacional y otras obras necesarias para el desarrollo del turismo.

Los seguidores y adversarios en general se regocijaron y hasta aplaudieron su iniciativa. Pero ese ímpetu ha bajado, pese a que, tras las visitas del mandatario, comitivas gubernamentales han hecho descensos a la provincia para reconfirmar las áreas con potencial turístico explotables. Han asistido: Carlos Peguero, director del proyecto; Sigmund Freund, de Alianza Público-Privada; Orlando Jorge Mera, ministro de Medio Ambiente. También representaciones de Cancillería, Obras Públicas, Agricultura, Salud Pública, Instituto Agrario Dominicano.

Antes de diciembre, la gente esperaba mucho más que reuniones. Quería ver obreros edificando columnas y vigas. Pero no habrá inicio de construcciones de infraestructuras en el resto de 2020, ni  durante todo el primer semestre del próximo año, conforme lo dicho de manera marginal por el mismo Presidente.

“La tardanza es comprensible” –ha respondido su representante provincial, la gobernadora Miriam Brea- “porque el proyecto es muy complejo, tenemos que hacerlo bien. El presidente ha dicho que Pedernales se desarrollará a la par con los hoteles de la zona de Cabo Rojo, y quiere que se desarrolle la agricultura para satisfacer la demanda el turismo”.

Ningún plan de contingencia para sobrellevar la crisis económica ha sido activado hasta ahora por el Gobierno.

Iván Pérez, 50 años, ha tenido que agarrarse del motoconcho para sobrevivir junto a su familia. En su hogar nunca saben qué comerán mientras no llega con los pesos que gana transportando pasajeros en su moto. Desconoce qué ha pasado con las obras prometidas.

Habla con precisión: “Claro que esperaba movimiento antes de diciembre. Aquí estamos en cero. Yo vivo de esto y de cualquier picoteo que aparezca… Ya usted sabe, es el día a día. Si se desarrolla el turismo, nosotros no tenemos que emigrar”.

Santos Villar, 35 años, pescador y con un puesto de vender cervezas en la playa, cerrado, no sabe qué hacer ante la falta de oportunidades

“Nosotro tábamos esperando que para esta fecha él hiciera algo por este pueblo porque la situación aquí está demasiado difícil; aquí nos estamo comiendo uno con otro. La esperanza mía es que haiga fuente de empleo”.

Julio Samboy, 74 años, productor agrícola, quiere ver hechos: “Tenemos el temor de que todo se quede en anuncio como en los gobiernos que han pasado… Esperábamos obras antes de terminar el año… Pero tengo la esperanza de que el año que viene el presidente nos dé una señal de que sí va a cumplir su promesa. Aquí no hay empresa”.

Pedernales es la segunda provincia en pobreza general y extrema después de Elías Piña. Hace diez años rondaba el 75% de la población, sólo 0,2% menos que en 2002. Hoy, la crisis es más grave. 

 La cotidianeidad de la comunidad discurre en un frenético ir y venir hacia la marca jurídica que llaman frontera, donde se dan  transacciones informales de todo tipo de productos con los haitianos, sin que falten negocios poco o nada ortodoxos.

Sobre empleos formales, sólo unos cuantos en el sector público y los de una zona franca donde clasifican piezas de ropas de pacas importadas.

INQUIETUDES FLOTANDO

El Gobierno no ha presentado aún el plan maestro reformado que servirá como matriz a la ejecución de infraestructuras para el desarrollo turístico. El Presidente ha adelantado que está en proceso de análisis para ajustarlo. Y que los proyectos serán de baja intensidad o poco impacto en vista de la vulnerabilidad de los atractivos naturales.

A arquitectos urbanistas como Marcos Barinas les preocupa que Pedernales sea objeto de modelos de intervenciones similares a las de otros polos: fabricación de gigantes complejos hoteleros con villas miseria en la periferia. Teme a un Verón en la frontera (veronización).

Él ha sostenido que la demarcación del municipio debe desarrollarse de manera integral, a la par con los ambiciosos proyectos que ejecutarían en las cercanías de Bahía de las Águilas y Cabo Rojo. Se refiere a dotar al pueblo de viviendas dignas, acueducto, electricidad, calles, carreteras y hasta pequeños proyectos turísticos de bajo impacto, como el Frente Marino Pedernales, que –a solicitud del Gobierno- diseñó y entregó listo para ejecutar justo frente a la playa del pueblo.

Katia Adames, presidenta del Clúster Turístico de Pedernales, y su esposo, agrónomo Marino José Vilomar, son dueños de un hostal en Barrio Alcoa.

Ella: “Si al pueblo lo dejan fuera de las inversiones, seríamos otro Verón, por no decir otra cosa. Seríamos nada. El desarrollo debe ser completo. No quiero que nos cojan a nosotros como el patio, la parte de atrás de la casa”.

Él la avala: “Si no hay desarrollo paralelo, eso sería igual a darle la espalda al pueblo de Pedernales. Muy peligroso”.

Sobre las posibilidades de satisfacción de la demanda de productos agropecuarios que genere una gran población de turistas, Adames plantea:

“Hemos estado trabajando por un desarrollo turístico de baja densidad y con calidad, y pensamos que con un buen apoyo del Gobierno y Agricultura, la comunidad pudiera abastecer la demanda. Actualmente nosotros nos estamos abasteciendo desde San José de Ocoa y Santo Domingo, y nos sale caro”.

Él: “Si es real el proyecto de construcción de las habitaciones en Pedernales, deberían estar ya preparando los campos y produciendo, construyendo invernaderos,porque los visitantes demandan muchos vegetales y muchas frutas, y Pedernales no tiene capacidad ahora para atender esa demanda. A nosotros deberían ponernos en capacidad de aportar mínimo el 70% de la demanda. No me cuadra que estén hablando de todas esas habitaciones sin que resuelvan ahora el problema de la agricultura”.

El agrónomo Ricardo Estévez (Cano) echó los dientes trabajando las tierras de La Altagracia, en Sierra Baoruco, donde tiene sembradíos de aguacate, café. Vive la agricultura.

“Pedernales tiene un alto potencial para la agropecuaria y el ecoturismo. Es la única provincia de la isla que posee todas las zonas de vida,desde bosque espinoso hasta bosque nublado, y una gran variedad de climas, según Holdridge. Eso le permitiría desarrollar el mejor turismo de las Antillas. Debería llamarse oficialmente La Provincia Ecológica de República Dominicana”.

Explica que hay valles fértiles suficientes para abastecer la demanda local y a los huéspedes, como Los Olivares, Sabana Sansón, el de Juancho y una gran zona productiva en las montañas.

Pero para potenciar tales recursos –según Estévez- el Gobierno tendrá que cambiar la actitud de abandono y olvido a que Pedernales ha sido sometida históricamente.

Cita la pesadilla que sufren los productores de la sierra para sacar las cosechas al mercado.