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lunes, 11 de febrero de 2013

EN BARAHONA: Condenan a 30 años a dos haitianos que envenenaron y enterraron comerciante

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TEUDDY A. SANCHEZ   
 
        BARAHONA.- Dos haitianos que envenenaron y posteriormente enterraron en una casa en construcción, en batey Cinco,  a un comerciante de esta ciudad, fueron condenados a 30 años de prisión.
 
        Los jueces del Tribunal Colegiado de la Cámara Penal del Juzgado de Primera Instancia de este distrito judicial sentenciaron a Wilton Jeanoy (El Brujo), de 37 años  y Liquito Vólquez de 24, además de un millón de pesos de Indemnización.
 
        Ambos fueron encontrados culpables de asesinar al comerciante Jesús María de León Vargas de 46 años, a finales de febrero del pasado año, quien acudió a ellos en busca de hechicería, quien residía en Los Solares de Milton de Villa Central.
 
        El licenciado Jorgelin Montero Batista, procurador fiscal adjunto en su dictamen solicitó para ambos imputados la pena impuesta por los magistrados.
 
        La barra de la defensa estuvo integrado por los licenciados Abraham Arias, Carlos Jiménez y Orlando González Méndez.
 
        Mientras que la parte civil estuvo a cargo de José Antonio Espinosa Ramírez, quien representó a Belkis Féliz Díaz, esposa del occiso.
 
        Los dos fueron encostrados culpables de violar los artículos 265, 266, 295, 304 y 359 del Código Penal y el artículo primero de la ley 583.
 
        El Tribunal Colegiado de esta ciudad, estuvo integrado por Juan Francisco Carvajal Cabrera, Nilcio Medina y Milagros Deñó.
 
       Luego que los haitianos ultimaron al comerciante, el cuerpo fue sepultado al lado de una pila de arena que según el medico legista posiblemente tenia fractura de la columna cervical. 
    
En el lugar donde se encontró el cadáver del comerciante había un chivo muerto, por lo que se cree que se produjo un rito mágico-religioso.        

Los detenidos dijeron a los investigadores que le dieron al occiso un tomo de una sustancia  que le provocó la muerte, por lo que decidieron sepultarlo en la casa en contracción.  

 En la vivienda en construcción había  dos altares con diversos santos, culebras, whiskys y vinos propiedad de los condenados.