POR DAVID RAMIREZ S.
Artículo enviado a Ecos del Sur
Una vez le dije a un respetado, honrado y veterano periodista barahonero que era aconsejable no meterse en los líos, chimes, pleitos de poca importancia que ocurrían entre los empleados y ex empleados de una empresa de radio local y su director de programación, porque todos ellos estaban cortados con la misma tijera.
Sin desmeritar el trabajo de los demás, personalmente considero a ese periodista veterano el corresponsal periodístico mas completo que tiene en este momento la provincia de Barahona y en verdad me honra con su amistad.
El periodista de quien le hablo, laboró con vergüenza y dignidad en el noticiario de esa empresa de radio, siendo un día despedido injustamente, sin valorar siquiera la cantidad de años de entrega y dedicación.
Un día, en plena campaña electoral, un reconocido locutor de noticias fue despedido abruptamente de esa emisora, asumiendo el periodista una aptitud de total solidaridad y apoyo por la causa del locutor despedido, no solo por considerarlo también su amigo, sino porque las cinscuntancias de ese despido fue considerada por él sin fundamentos, atropellante, basados mas bien en venganza política que de índole profesional.
Muchas veces, sentado en el patio de la casa del amigo periodista, el locutor de noticias, aparte de hablar barbaridades de su antiguo jefe, decía que el era un hombre de vergüenza mientras juraba y perjuraba que nunca volvería a pisar la puerta de esa empresa de radio.
Grande fue la sorpresa de nuestro amigo periodista cuando un día se entero que el locutor había decidido regresar a su antiguo puesto de lector de noticias, elogiando y agradeciendo a su jefe (que lo votó de la emisora como a un perro), el haberle dado la oportunidad de volver a esa empresa de radio y televisión. Nuestro amigo periodista se indignó y enojó tanto que llegó a pensar que fue engañado, utilizado por una persona a quien él por muchos años, consideraba “serio”, un amigo, un gran profesional del micrófono.
Hoy me enteré que varios comentaristas de radio, que un día decidieron formar tienda aparte con su programa interactivo, decidieron reincorporarse como miembros de los programas de interactivos de esa cadena de radio y me recordó lo que le había pasado a mi amigo periodista con el locutor a quien él hoy considera un verdadero sinvergüenza.
Esto sólo nos brinda tres una lecciones importantes; Primero, Barahona es un pueblo chiquito, con muy pocas oportunidades en la radio porque las pocas emisoras que funcionan, aunque puedan tener poder económico, no tienen el alcance y la aceptación en las masas que tienen las de esa cadena del “hijo del turco vende zapatos”, sólo basta con saber que en el premio El Enriquillo de Oro, las emisoras y sus empleados arrasaron con la mayoría de los premios.
Segundo, que para muchas personas con dignidad y vergüenza no se come. No importa que hablen bien o mal de ellos. Para estas personas lo primero es la familia y aunque los echen a patadas de la emisora siempre volverán, porque ellos nacieron, crecieron y morirán como lo que son.
Sin desmeritar el trabajo de los demás, personalmente considero a ese periodista veterano el corresponsal periodístico mas completo que tiene en este momento la provincia de Barahona y en verdad me honra con su amistad.
El periodista de quien le hablo, laboró con vergüenza y dignidad en el noticiario de esa empresa de radio, siendo un día despedido injustamente, sin valorar siquiera la cantidad de años de entrega y dedicación.
Un día, en plena campaña electoral, un reconocido locutor de noticias fue despedido abruptamente de esa emisora, asumiendo el periodista una aptitud de total solidaridad y apoyo por la causa del locutor despedido, no solo por considerarlo también su amigo, sino porque las cinscuntancias de ese despido fue considerada por él sin fundamentos, atropellante, basados mas bien en venganza política que de índole profesional.
Muchas veces, sentado en el patio de la casa del amigo periodista, el locutor de noticias, aparte de hablar barbaridades de su antiguo jefe, decía que el era un hombre de vergüenza mientras juraba y perjuraba que nunca volvería a pisar la puerta de esa empresa de radio.
Grande fue la sorpresa de nuestro amigo periodista cuando un día se entero que el locutor había decidido regresar a su antiguo puesto de lector de noticias, elogiando y agradeciendo a su jefe (que lo votó de la emisora como a un perro), el haberle dado la oportunidad de volver a esa empresa de radio y televisión. Nuestro amigo periodista se indignó y enojó tanto que llegó a pensar que fue engañado, utilizado por una persona a quien él por muchos años, consideraba “serio”, un amigo, un gran profesional del micrófono.
Hoy me enteré que varios comentaristas de radio, que un día decidieron formar tienda aparte con su programa interactivo, decidieron reincorporarse como miembros de los programas de interactivos de esa cadena de radio y me recordó lo que le había pasado a mi amigo periodista con el locutor a quien él hoy considera un verdadero sinvergüenza.
Esto sólo nos brinda tres una lecciones importantes; Primero, Barahona es un pueblo chiquito, con muy pocas oportunidades en la radio porque las pocas emisoras que funcionan, aunque puedan tener poder económico, no tienen el alcance y la aceptación en las masas que tienen las de esa cadena del “hijo del turco vende zapatos”, sólo basta con saber que en el premio El Enriquillo de Oro, las emisoras y sus empleados arrasaron con la mayoría de los premios.
Segundo, que para muchas personas con dignidad y vergüenza no se come. No importa que hablen bien o mal de ellos. Para estas personas lo primero es la familia y aunque los echen a patadas de la emisora siempre volverán, porque ellos nacieron, crecieron y morirán como lo que son.
Tercero, que el director de esa cadena de emisoras no es tan farandulero y loquito viejo como aparenta o creen algunos comunicadores locales. Ese director, conoce muy bien las debilidades de sus empleados o ex empleados y sabe como aprovecharla o explotarla para su beneficio. No es tan tonto como parece, sólo se lo hace.
Claro, no son todos los que están ni están todos los que son, debo advertir que existen periodistas y comunicadores de Barahona que jamás se han prestado ni tampoco se han dejado utilizar por el farandulero y director de esa cadena de radio, pero son tan pocos que casi pareciera que no existen.
Mientras tanto, para el periodista veterano, personas como el locutor no tienen dignidad, son un grupo de peleles que no merecen su amistad.