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lunes, 6 de mayo de 2013

OPINION: Lago Enriquillo

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POR JOSE ANTONIO MATOS
Para Ecos del Sur. 

Movido por aseveraciones hechas en el sentido de que los ecosistemas y recurso naturales del entorno del lago Enriquillo y de él mismo han sido beneficiados por la exorbitante crecida, nos permitimos hacer un reducido recuento de daños provocados por las inundaciones, sin contar el humano, que le es inherente.

En primer lugar, el cocodrilo americano, lejos de ser favorecido por esta crecida, ascendente a un espejo de aguas, superior a 185 kilómetros cuadrados, lo que indica, que de unos 245 que poseía al inicio de la crecida, provocada fundamentalmente por la presencia del 75% de las aguas que iban al mar Caribe, a más de 430 kilómetros cuadrados en que se encuentra hoy, llevado irremisiblemente al entorno del hombre con el saldo letal que todos sabemos, en contra del animal inferior. Contando además con la desaparición del hábitat de vida y reproducción, las playas y arenazos.

La Iguana, todos hemos visto como las iguanas, la cornuta y la record, esta última, solo existente en la isla Cabritos, reducida en su superficie, en la mitad, además de la desaparición total de la superficie de las dos compañeras, la Islita y la Barbarita, han sido llevadas a las carreteras de circunvalación del lago, con el saldo letal negativo a ellas, muriendo por la goma del automóvil y la depredación del hombre y el entorno.

Las aves migratorias, Flamenco, Pato, cocos, garza rey,  etcétera, han sido objeto de recordación para nosotros, porque la desaparición de sus hábitat, medios de esparcimiento, alimentación y de anidamiento han sido prácticamente total. Además de saber lo que les pasa al quedar a merced de una población lacerada por el hambre y falta de educación, entre esas faltas, la de  conciencia sobre  ese recurso natural y equilibrio del medio ambiente.

Los humedales sepultados bajo las aguas afluentes de aguas dulces, que servían para el inicio de la vida de los cocodrilos desde su nacimiento, llevados allí por sus madres, tan pronto se inicia su proceso natal, hecho de conocimiento a ella por el grito desde el cascarón del huevo por el primero en alcanzar ese desarrollo, los baños de alto uso por la gente, dado su nivel bajo de temperatura y su contenido de azufre, preciado por la gente por la  posible curación de enfermedades de la piel.

Entre esos baños cabe mencionar los de la zona de Duvergé, la descubierta, y ese inmenso, por su calidad y concurrencia, además de su fuerte olor a ácido sulfhídrico (H2S), el agua azufrada, situada al frente de los petroglifos, en el iguanario, hoy, a más de 17 metros verticales  de la superficie del lago Enriquillo, es decir, que los lugares en que nos sentábamos a recrearnos y los baños y cambiadores de ropa, a esos niveles de la superficie.

La cobertura boscosa ha sido parte de la secuela de daños, contándose en el mismo martirologio, los manglares, bayahondales, robles, el guayacán, más la inmensa fortuna que representaban para la zona las variedades y cantidades de mangos. Y… que decir de las miles de matas de coco y paleras perdidas, si esto no significa daño ecológico, ¿qué nombre le pondremos?

Finalmente para no extender aún más este martirologio, hay que referirse al daño en el fondo del lago mismo que debe representar un sedimento de probablemente mayor a los cuatro metros traídos mayoritariamente por el río Yaque del Sur, de sus cuencas y del fondo de las presas de su zona junto a los del río San Juan, entre  otros.