AZUA.- Durante más de cinco años el pueblo de Azua luchó por la reconstrucción del Centro Cultural “Héctor J. Díaz”, logrando que las autoridades lo remozaran y se lo entregaran el 11 de agosto del 2012. Hoy, a menos de un año, la inconformidad aún persiste en los habitantes, debido al estado de deterioro y soledad en que se encuentra el único pulmón cultural que existe en la provincia.
Al entrar al edificio se observa a simple vista las filtraciones en el techo, el sucio, las grietas en las paredes y las telas de arañas que le sirven de adorno, lo que demuestra el abandono en que se encuentra por la falta de recursos y de personal para su mantenimiento.
Las lámparas que fueron instaladas están deterioradas por falta de vigilancia y las puertas de los baños carecen de cerradura.
Condiciones de los salones
El salón de danzas, uno de los principales, localizado en el primer nivel, aún permanece cerrado y en su interior sólo hay cartones y tablas tiradas en el piso. Según Rannel Báez, director del centro, esto se debe a que el espacio todavía está en proceso de construcción.
El salón de música y dibujo carece de instrumentos musicales y de pintura. En este espacio se encuentra un piano, por lo que los estudiantes tienen que alternarse para realizar sus prácticas.
En la edificación hay tres bibliotecas: la de adultos, la virtual y la infantil, que permanecen cerradas por la falta de materiales; y los equipos que poseen no son suficientes para saciar la sed de cultura de todo un pueblo.
La biblioteca virtual dispone de ocho computadoras arropadas por el plástico y el polvo. La de adultos, que lleva de nombre “Jimena Fernández viuda de Guzmán”, lugar donde se preservaban los datos históricos de la provincia y los utensilios que usaban los tainos, incluyendo los documentos de la batalla del 19 de marzo, fueron saqueados durante los años de abandono. En la actualidad sólo cuenta con 20,000 libros compartidos con el área infantil.
Al entrar al edificio se observa a simple vista las filtraciones en el techo, el sucio, las grietas en las paredes y las telas de arañas que le sirven de adorno, lo que demuestra el abandono en que se encuentra por la falta de recursos y de personal para su mantenimiento.
Las lámparas que fueron instaladas están deterioradas por falta de vigilancia y las puertas de los baños carecen de cerradura.
Condiciones de los salones
El salón de danzas, uno de los principales, localizado en el primer nivel, aún permanece cerrado y en su interior sólo hay cartones y tablas tiradas en el piso. Según Rannel Báez, director del centro, esto se debe a que el espacio todavía está en proceso de construcción.
El salón de música y dibujo carece de instrumentos musicales y de pintura. En este espacio se encuentra un piano, por lo que los estudiantes tienen que alternarse para realizar sus prácticas.
En la edificación hay tres bibliotecas: la de adultos, la virtual y la infantil, que permanecen cerradas por la falta de materiales; y los equipos que poseen no son suficientes para saciar la sed de cultura de todo un pueblo.
La biblioteca virtual dispone de ocho computadoras arropadas por el plástico y el polvo. La de adultos, que lleva de nombre “Jimena Fernández viuda de Guzmán”, lugar donde se preservaban los datos históricos de la provincia y los utensilios que usaban los tainos, incluyendo los documentos de la batalla del 19 de marzo, fueron saqueados durante los años de abandono. En la actualidad sólo cuenta con 20,000 libros compartidos con el área infantil.
