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viernes, 7 de junio de 2013

OPINION: Apresamiento y desaparición de Saquito, 1974.

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POR SANTO ALCANTARA
Para Ecos del Sur.

En el año 1974  las fuerzas conservadoras, con el Dr.  Joaquín Balaguer a la cabeza, comenzaron a preparar su maquinaria para la 2da. Reelección del partido Reformista y su presidente. Hacían todo tipo de promesa al pueblo trabajador y a los campesino sobre la necesidad de que en el país, el gobierno que ellos presidian realizaría una “Reforma Agraria”, donde todas las tierra cultivables serian declaradas de utilidad pública y entregada a los hombres del campo para ponerla a producir.

Para ese año la importación de azúcar de caña generaba más o menos el 32 por ciento del total de las divisas que entraba a la Republica Dominicana, los ingenios azucareros empleaban más del 60 por ciento de los obreros y más del 40 por ciento de los salarios, y a pesar de todo eso el gobierno de Balaguer planteaba que la tierra de los latifundistas, terrateniente e  ingenios pasarían a la reforma agraria. El MPD de manera responsable denunciaba que eso era una falsa promesa del caudillo Reformista, mientras que el Partido Comunista Dominicano (PCD)  apoyaba la simulada política agraria de los  colorao.

Por otro lado, el denominado Acuerdo de Santiago, que integraban el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Partido Revolucionario Social Cristiano (PRSC), Partido Quisqueyano Demócrata (PQD), Movimiento Popular Dominicano (MPD) M.L. llamaba a no creer en las falsas promesas de la reforma agraria propugnada por el régimen Reformista y a votar por esa coalición para desplazar a Balaguer del poder e impedir que se reeligiera nuevamente.

En Barahona, ese movimiento político llamado Acuerdo de Santiago, convocaba diferentes movilizaciones de masas con el objetivo de concientizar al pueblo sobre la necesidad de salir del régimen represivo. El Movimiento Popular Dominicana participaba de manera militantes con todos sus miembros, hombres y mujeres en contra de la reelección del criminal Joaquín Balaguer. Se planteaba  la necesidad de unificar todos los sectores antibalagueristas para tumbarlo, tesis del MPD de “unirse hasta con el diablo con tal de sacar del poder a esa dictadura maldita”.

En esas grandes manifestaciones, la mayoría convocada en el parque central de Barahona, participábamos todos los dirigentes del Frente Estudiantil Flavio Suero (FEFLAS), que para esa fecha dirigía quien esto escribe como su secretario general y promovido a la dirección del comité regional sur “José Stalin” del MPD como representante de ese frente de masa.  Estuvo dirigiendo esas manifestaciones el ex dirigente estudiantil y miembro del comité central de ese partido de la izquierda revolucionaria  el legendario camarada Juan Pablo Pelayo Feliz.

También participaba el compañero Ramón Antonio Arias Matos (Moncho o saquito), joven del sector de villa estela, quien se había criado en el barrio con mucha humildad y su familia orgullosa de su actividad revolucionaria. Desde muy joven abrazo la causa, tomo como norte derrocar al régimen a través de la lucha popular. Era disciplinado y se convirtió en un ejemplo de referencia  moral para todos. Fue un organizador incansable y era capaz de recorrer todo el municipio convocando las actividades que el partido ordenaba.

Barahona se encontraba para el mes de febrero de 1974, después de haber terminado las fiestas navideña en un estado de sitio, la represión se agudizaba mas, hubo denuncia de periodistas y comunicadores de que la persecución en su contra era terrible, se había  agudizado y que muchos de sus miembros habían dejado la ciudad. Los jóvenes no podían salir a las calles, pero desafiaban al gobierno movilizándose y reclamando la construcción de aceras, contenes, calles, agua y luz para los barrios pobres.

En la clandestinidad, junto al camarada Moncho estudiábamos documentos importantes de las revoluciones China, Rusia y Cubana. Leíamos sobre la moral comunista y la moral burguesa y nuestro comportamiento ético ante la sociedad. “Debemos ser ejemplo para la sociedad, para que siempre nos vean como hombres y mujeres de principio”, le dije un día y me contesto: “estoy de acuerdo contigo, nuestra práctica diaria debe ser siempre apegada a los principios éticos y la moral revolucionaria”. Conocía bastante bien como debería ser nuestro conducta ante las masas`

En la primera semana del mes de Marzo, el acuerdo de Santiago seguía con la denuncia en  el País y el extranjero sobre la represión y la falta de condiciones para participar en las venideras elecciones de mayo. Nadie estaba seguro en las calles. En Barahona había un escuadrón policial que reprimía, apresaba, torturaba y asesinaba a  jóvenes revolucionarios por el  hecho de ser contrario al régimen Balaguerista. Los estudiantes del Liceo “Dr. Federico Henríquez Y Carvajal”, a pesar de la represión  reclamábamos las reivindicaciones de nuestro sector. Todos los dirigentes estudiantiles de la época en medio de la persecución policial, nos presentábamos a recibir docencia y  luego salíamos a las calles a movilizarnos en el seno del pueblo. En esas movilizaciones participaban, los dirigentes y militantes de la izquierda. Ahí siempre estaba el compañero Ramón Antonio  dándonos apoyo.
   
En la semana del lunes 5  al 9 de marzo, las calles fueron tomadas por los integrantes del FEFLAS, LA UER, JRC, JC y los demás grupos estudiantiles. Todo eran días de movilizaciones en contra de la represión del régimen tiránico y la farsa electoral que se estaba organizando para dejar a al partido Reformista y a Balaguer en el poder. La policía y el G2 del ejército reprimían sin compasión. Todo estudiante apresado era torturado de la manera más cruel, salvaje e inhumana.

El día 8 de marzo, después de mucho tiempo si ver a sus padres, el compañero Moncho decide visitarlos en su casa de la calle Trinitaria No 34. Llega a las 11 de la noche con el objetivo de que no lo vieran los vecinos por motivos de seguridad. Cuando entra, su madre Avelina Matos (Ambo), lo recibe con un fuerte abrazo y con una sonrisa en los labios y le comunica: “que bien te ve mi hijo, nos hace mucha falta”, él le responde de una forma jocosa: “no se preocupe mi vieja que en el pueblo hay muchas madres que me cuidan”. La conversación prosiguió hasta la madrugada, no había porque preocuparse, nadie lo había visto entrar y el solo duraría una par de horas en la casa de sus viejos.

Todos le preguntaban y el les decía algunas anécdotas de su vida clandestina, de lo bien que estaba y convencido  de que las próximas elecciones eran una farsa electoral, le comunico a su madre que: “Balaguer no dejara el poder tan fácil, todos sabemos que la única vía para derrocarlo es a través de la revolución”. Y prosiguió orientando a su familia de que: “es necesario que todos nos integremos al MPD, debido a que esta organización está llamada a realizar los cambios que la nación necesita”. Su madre, una señora amable y decente le dijo sonriendo: “un teórico, que bueno que tenemos un teórico revolucionario en la familia”. Conversando se quedo dormido, don Aurelino Arias (su padre),  no hablo mucho y lo dejo tranquilo.

La madrugada estaba fresca, la oscuridad arropaba todo el vecindario por falta de energía eléctrica, era primavera, todo se sentía muy tranquilo, en la casa de de doña Ambo, todos se habían acostado, el hijo estaba ahí, no había motivos para estar perturbado y preocuparse. Son las tres de la mañana, es 9 de marzo ya, de repente se oye el sonido de los  vehículos y personas rodeando la casa No. 34 de la calle Trinitaria. Todos se tiran de las camas, la señora ambo grita: “quien anda ahí” y se oye la voz de alguien que al parecer por su sonido, había salido de ultratumba y dice: “es la policía, abran la puerta o la tumbamos”. El papa de Moncho les contesta: vengan con el fiscal a la 6 de la mañana, a esta hora no se hace allanamiento”. Terminadas sus palabras, el joven revolucionario les comunica a su familia para tranquilizarlos: “no se preocupen, que yo no voy a salir si el fiscal no se aparece”. No bien había terminado de conversar con ellos, cuando la puerta principal de la casa es derribada por la policía nacional a palos y empujones.

Los padres del joven lo abrasan para cubrirlo, pero un policía llamado Coco se lo arranca con un violento empujón y Doña ambo cae al suelo y se levanta rápido y sigue detrás de su hijo. Don Aurelino se pone frente a la puerta y hace esfuerzo para que no se lo lleven detenido sin la presencia de un fiscal, pero  los  policías William e  Hidalgo lo  empujan con sus brazos y los demás agentes represivos entran violentamente con palos y macanas y lo llevan a la calle lanzándolo en una camioneta. Desde el vehículo el compañero le dijo a su madre:” no te preocupes mama, tranquilízate, que la lucha no es en vano, y no soy el ultimo ni el primero que cae preso”. Eso se lo dijo en voz alta para que los vecinos lo oyeran y avisaran que lo llevaban preso.

Encima del vehículo que lo transportaba le iban dando palos trompadas y patadas. Un policía de apellido Roque se ensaño con él y le daba con un palo en la cabeza y vocifera con rabia de perro: “es pa que te muera comunista del diablo nos tienen jarto”. El teniente Manuel Antonio Medina, (luego fue capitán), ya en el cuartel policial, lo halo por un brazo y lo tiro al piso. Ya en el piso todos los miembros del servicio secreto de la policía comenzaron a golpearlo con lo que encontraban. Utilizaron sillas, chuchos de alambre eléctrico, palos, macanas y los puños para doblegar al camarada Moncho y este se defendía lanzando puñetazo y les decía: “Balaguer asesino”. Cae al suelo el joven revolucionario y los policías lo golpean con saña, indolente e insensibles.  Y de repente, no responde a los golpes que los esbirros le seguían propinando el camarada Moncho. “lo matamos” dijo Coco. Y el Capitán Medina Respondió: “Que bueno, bien muerto ese comunista ya no jode mas”.

De acuerdo a un ex agente de la policía que no quiso se rebelara su nombre, nos dijo que: “Se reunieron el Teniente Medina (de las descubierta), el Sargento Willian Tejeda o Tejada (del municipio de Bani), el cabo Coco (de Cabral) y Roque ojo verde (de la capital, y decidieron disponer de su cuerpo desapareciéndolo, nos amenazaron a todos si hablamos del caso, te juro que  no sé donde lo enterraron”, termino diciéndome. Un mes después de su desaparición le llego una carta a su familia  supuestamente de él, diciendo que estaba bien y que no se preocuparan, misiva esta que se demostró no era de él,  porque la caligrafía no se parecían. Después de la carta, el teniente medina, líder de la represión Balaguerista en este pueblo, ofreció unas declaraciones diciendo que Moncho estaba vivo y que lo había visto escondiéndose por las lomas de Barahona.

A pesar de los vejámenes y la tortura sufrida, las informaciones que se tienen es que, el compañero se defendió y lucho por su vida y que no le sacaron una sola palabra que pudiera comprometer a los hombres y mujeres del  MPD, a pesar de las informaciones valiosas que el conocía.  No sabemos hasta hoy donde está su cadáver, debido a que sus verdugos que aun viven no se quisieron reunir con quien esto escribe, a pesar de los esfuerzos realizados.  Pero debo decirle a Moncho, donde quiera que Dios lo tenga, que te recordaremos por siempre.