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miércoles, 3 de julio de 2013

JIMANI: En la carretera de Mal Paso no se sabe si se compra un bien o una enfermedad.

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JIMANI.- De lejos, de cerca, a simple vista. De cualquier ángulo que usted se coloque se divisan montones de cajas y productos tirados. Los aparatos y la gente a pie se mueven de un espacio a otro. De momento se observa una rata, una cucaracha, un conjunto de moscas o el rostro de un vendedor cubierto de polvo.

No importa la hora que sea, así es más o menos la dinámica del mercado binacional con Haití por la zona de Mal Paso, en Jimaní. Es la parte sur de República Dominicana. En este intercambio comercial que se genera prácticamente todos los días, pero que tiene su clímax los lunes y jueves, no se sabe en definitiva qué está comprando la gente, si un bien alimenticio o de otro tipo, o el riesgo de una enfermedad.

La situación no es nueva ni una sorpresa para nadie, es la realidad de la provincia Independencia, que de no contar con esa vía para el comercio, sus pobladores enfrentarían serias dificultades para obtener un medio económico de vida. En Jimaní, la parte de Mal Paso es algo así como una zona franca del sustento poblacional.

Y en esa zona franca se oferta arenque, bacalao, vegetales, sardinas, caldos, ropa, perfumes, zapatos, cosméticos, bisutería, azúcar, sal, aceite, harina, embutidos, plátanos, yuca y habichuela entre otros bienes. Si cuando no llueve el aspecto del mercado es deprimente al ver mezclados la tierra y lo que se vende, cuando llegan las lluvias el panorama es peor. 

El esquema se insalubridad y de generación de desperdicios es tan terrible, que antes la alcaldía de Jimaní recogía la basura dos veces a la semana, actualmente tiene que hacer eso diariamente, hasta los domingos, de acuerdo a informaciones ofrecidas por Rubén Darío Matos, presidente del Concejo Municipal de esa ciudad. “Es una zona muy sensible, es un mercado sobre el agua y la contaminación. Es un factor determinante en la generación de enfermedades, pero es a la vez la fuente de ingresos de una cantidad importante de personas, tanto de Haití como de la provincia”, sostiene el funcionario.

Como Rubén Darío, muchas otras personas de la provincia Independencia coinciden en que parte del desarrollo de sus pueblos está íntimamente ligado al movimiento de negocios que se produce al final de la carretera principal de Jimaní, es decir, entre el último tramo de la vía y la puerta para cruzar a Haití.

Esa puerta se abre de par en par los lunes y jueves entre las 8:30 y las 9:00 de la mañana y se cierra a las 6:00 de la tarde. Sin embargo, los comerciantes comienzan a recoger sus mercancías desde las 2:00 de la tarde. 

“El avance económico de Jimaní depende de ese intercambio que se da entre nosotros los dominicanos y nuestros vecinos del otro lado. No existe otra forma de sobrevivencia”, refiere desde otro escenario el presidente de la Asociación de Distribuidores de Huevos de Jimaní, Laureano Santana.