POR MANUEL VOLQUEZ
Para Ecos del Sur.
“Un menor de 15 años mata a su padre de una puñalada en el tórax”, “Un menor de 9 años se suicida ahorcándose, apenado por la muerte de su padre”, “Menor mata a su hermanito de manera accidental”, “Hombre mata a su hermano en un duelo por el amor de una mujer”, “Adolescente se suicida luego que su madre la regañara por sacar bajas notas en la escuela”.
Para Ecos del Sur.
“Un menor de 15 años mata a su padre de una puñalada en el tórax”, “Un menor de 9 años se suicida ahorcándose, apenado por la muerte de su padre”, “Menor mata a su hermanito de manera accidental”, “Hombre mata a su hermano en un duelo por el amor de una mujer”, “Adolescente se suicida luego que su madre la regañara por sacar bajas notas en la escuela”.
Los titulares anteriores corresponden a las tantas informaciones a que nos tienen acostumbrados los medios de comunicación. Se trata de una morbosidad mediática, asqueante, que modifica los patrones de conducta de una población indefensa que amerita respeto y protección.
La morbosidad es tan perversa que esos medios, al parecer, se deleitan publicando cadáveres ensangrentados que con solo verlos causan escalofrío en el lector. Obviamente, es un factor que viene dándose desde hace años y que incide mucho en la violencia intrafamiliar y el trastorno de ansiedad.
Este tema ha sido comentado en varias ocasiones por médicos, psicólogos y psiquiatras, que sin embargo no han podido reducir el índice de muertes en el país por la vía violenta, especialmente los suicidios entre niños, niñas y adolescentes. Así, se publican cifras escalofriantes e incluso se comentan las causas de dan margen a esas tragedias sociales. No obstante, no tienen solución a este problema.
Recientemente, la Sociedad Dominicana de Siquiatría puso en alerta al país diciendo que “el incremento en los trastornos de ansiedad incide en el aumento de la violencia intrafamiliar y en los intentos de suicidios, sobre todo, en adolescentes”. Ese análisis lo he visto varias veces. Son teorías que se repiten en seminarios y siempre quedan en el vacío, mientras el fenómeno continúa su agitado curso.
Empero, hay un dato que debe conmover a las autoridades encargadas de proteger la higiene mental de los ciudadanos. Los psiquiatras han establecido que el trastorno de ansiedad es la primera causa de consulta en salud mental, y la misma afecta al 30% de las mujeres y al 19% de los hombres. Les falto agregar como factores de alto riesgo el desempleo, la desigualdad social, desbalance económico y faltas de oportunidades para la educación.
Uno de estos especialistas, Hamlet Montero, explicó que la conducta rebelde y la vida sexual desordenada en gente joven, está relacionada con esa patología y que en el caso de los conflictos de pareja, el padecimiento, cuando es mal manejado, puede degenerar en una tragedia que termine en la muerte de uno de los dos, o la de ambos.
La psicóloga Fior Solis fue la que toco a profundidad este fenómeno, cuando expreso lo siguiente: “Hay imágenes en los medios de comunicación que crean estrés pos traumático. Hay que manejar con mucho cuidado las informaciones sobre temas desagradables, tomar en cuenta la sensibilidad de la gente y cómo puede perjudicarse, porque podría estar en un momento difícil y tomar una decisión fatal”.
La siquiatra Ivelisse Acosta precisó que las mujeres son más vulnerables a la ansiedad por factores sicosociales y biológicos que las hacen sufrir ataques de pánico, angustia, trastorno obsesivo compulsivo y fobias diversas.
Lo importante de todo esto es determinar hasta donde es posible que los medios de comunicación puedan contribuir al saneamiento mental y a la reducción de la violencia intrafamiliar.
Creo necesario que los directores de medios participen en estos debates. Tal vez comprendan el efecto que causa al ciudadano publicar imágenes que perjudican la salud mental.
Recuerdo que el último terremoto que azoto a Japón mato muchas personas, pero los medios nunca mostraron cadáveres. Es solo un ejemplo de cómo proteger la salud mental de la población. ¿Es difícil imitar ese ejemplo?