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sábado, 7 de septiembre de 2013

OPINION: Los dos embudos.

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POR JOSE ANTONIO MATOS.

Los Valles de San Juan de la Maguana Y  de Neiba, por su fisonomía se pueden ver gráficamente como dos embudos, ambos enclavados entre dos hileras de montañas, con una en común, la Sierra de Neiba. El primero, Valle de San Juan, tiene al norte la portentosa cordillera Central, la cual se introduce en el parque nacional Nalga de Maco, siendo nacimiento del río Artibonito, que alimenta gran parte del territorio Haitiano.

Siguiendo la descripción del valle de San Juan, que tiene al norte la cordillera Central y al sur la Sierra de Neiba, extenso valle y prodigiosas tierras, bañadas por las aguas de gran calidad y adecuada temperatura, paridas de las lomas como la Rusilla, que desde su majestuosa estatura, 3000 metros por encima del nivel del mar, produce ríos gemelos por su nacimiento, como el  Yaque del Norte y Yaque del Sur.

El nivel del valle de San Juan, por su parte este, lleva las grandes escorrentías de los ríos Yaque del Sur, río San Juan, entre otros a la parte sur del territorio, con las cuencas del Yaque del Sur como vía, convirtiendo esta parte en la parte estrecha del primer embudo  y de destino de las escorrentías.

El Valle de Neiba, como segundo embudo, está constituido por la hoya del lago Enriquillo como parte estrecha y destinataria final de las aguas de ambos valles en estos tiempos, y como  parte ancha o pantalla de recepción y acopio de precipitaciones al través de los ríos arroyos y cañadas, donde suman 73, los acuíferos que alimentan al lago Enriquillo.

Al analizar los dos embudos de referencia, valle de San Juan y Valle de Neiba, los podemos visualizar  por parte,  primero la parte ancha, en su extensión y capacidad de producir escorrentías, vemos superioridad en el de San Juan, a simple vista, es obvio, por tanto, lo que discurre hacia abajo, que está el de  Neiba, por el Yaque del Sur, es más que lo que acopia el segundo.

El río Yaque Del Sur, hace miles de años desembocaba en  el mar Caribe,  por playas de azua, un fenómeno telúrico  lo desvió a  la Bahía de Neiba, por puerto Alejandro,  siguiendo a pesar del evento no obstante a eso siendo afluente del mar Caribe, contribuyendo a una inmensa riqueza por mucho tiempo, en el ecosistema que completaba en la Bahía de Neiba.

La desviación de parte de esas aguas por el tirano Trujillo, al través del llamado Dique  Trujil o de MENA, en la década del año 1950, trajo riquezas adicionales al valle y amplió la laguna  Rincón y con ello su producción y beneficios, hasta que el descuido del hombre o no se sabe que propósito más, permitió que se sedimente el curso de aguas al mar, se invierta su pendiente, anulando por completo el trasiego de aguas por el vertedero de Canoa y la destrucción del dique de MENA, uniendo casi por completo las dos bocas estrechas de los embudos, con un destino final, la Hoya del lago Enriquillo, razón por la cual, hoy en vez de haber subido de nivel, a lo mejor 2, 3 ó 5 metros, ha subido más de 22 metros, pasando de un espejo de aguas de 245, a más de 450 kilómetros cuadrados en seis años.

Todas estas reflexiones las hemos tomado, después de varios años de observaciones, mediciones, estudios y consultas, además de tertulias permanentes con muchas personalidades, en esas actividades y otras, de diferentes naturalezas y un común denominador, el bien común, por lo que no debemos terminar sin la mención de algunas personalidades, como  don Enriquillo Cuello del Monte, don Chu Pons y don Berto  Batista, el doctor Ismael Batista, pedro Sánchez, Orfelino López, Negro Peña, Nazael Matos, Plutarco Pérez, Miguel Melo, profesor Rafael Guevara, Rudesindo Ramírez, con grandes aportes y Coralide Novas, entre otros, el ingeniero paulino Matos Peña, excelente orientador y correcto, junto a la licenciada Yosara Facundo.