BUSCAR EN NUESTRA PAGINA

Header Ads

jueves, 31 de octubre de 2013

DESDE LAS GRADAS DEL SUR: No Somos Haití, Somos República Dominicana

0 comments
POR FREDY PEREZ ESPINOSA.
Para ECOS DEL SUR

Erróneamente, en países como Francia, España, Estados Unidos, Canadá, Bélgica y otros, hay personas y organizaciones que creen que en la República Dominicana se habla oficialmente el Creole, se practica el Budú y el fútbol es el deporte nacional, pues no, acá se habla el español, se practica mayoritariamente el catolicismo y otras denominaciones cristianas y el deporte nacional es el béisbol. Haití y República Dominicana son países culturalmente diferentes, aunque habitamos una pequeña isla del Caribe, conocida desde los tiempos de la colonización como La Española.

Hace unos días, los medios de comunicación reseñaron ampliamente un incidente que se produjo en la capital de la República Dominicana, en el cual un grupo de personas de diferentes nacionalidades, mayoritariamente mujeres, representantes de organizaciones internacionales y nacionales, interrumpieron al Primer Mandatario dominicano cuando éste iba a hacer uso de la palabra, en el marco de la XII Conferencia Regional Sobre La Mujer de América Latina y El Caribe, organizada por la CEPAL  y la ONU.  Se lanzaron consignas y se levantaron pancartas que decían: “Todas Somos Haití”.  Todo  esto  estuvo motivado por la famosa sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional.

Algunas dominicanas, presentes en el citado acto, perdieron los estribos al verse vapuleadas en su propia tierra por extranjeras que vociferaban que somos Haití e inclusive soltaron algunas palabras  descompuestas que acostumbramos a decir los dominicanos cuando nos incomodamos.

Este espectáculo, de muy mal gusto para los dominicanos, no fue casual, sino que fue organizado premeditadamente para que tenga un efecto internacional, como paso previo a todas las acusaciones de que está siendo objeto la República Dominicana en los organismos internacionales debido a la sentencia evacuada por el Tribunal Constitucional, la cual no es recurrible en el País.

Hay gente que no quiere entender, que no acepta la realidad de que República Dominicana y Haití son naciones con raíces históricas y costumbres diferentes, por lo tanto, no es posible crear una nueva nación con la fusión de ambos pueblos, ya que esto sólo existe en la imaginación de algunos ilusos, incluso fanáticos, que no terminan de despertar del sueño eterno de sus más íntimos  deseos.

Considero como injusta e ilegal la sentencia del TC que no reconoce la nacionalidad dominicana a hijos e hijas de emigrantes, mayoritariamente haitianos, que nacieron acá hace décadas y que tienen todo el derecho, al igual que los demás dominicanos y dominicanas, de vivir dignamente en la tierra de Duarte y Luperón.

Soy de opinión de que la sentencia del TC es injusta, pues, lesiona derechos adquiridos a más de 244,000 seres humanos nacidos en República Dominicana, impidiéndoles estudiar, viajar, trabajar, practicar profesionalmente un deporte, como el béisbol, y otras actividades a las que tienen derecho.

Para mí, la sentencia es ilegal, pues, la misma ha adquirido la categoría de ley, considerada desde el punto de vista migratorio, y las leyes, tengo entendido, son aprobadas, de acuerdo a la constitución dominicana, por las cámaras legislativas y este no ha sido el caso.  Es simplemente una sentencia de uno de los tribunales de la República Dominicana que debido al desorden y la confusión reinante en el País, en el aspecto migratorio, ha  tomado la categoría de ley.

Considero atinada la posición del Poder Ejecutivo de buscarle una solución humana a los problemas creados por la Sentencia 168-13 del TC y a los efectos nocivos que le está ocasionando a la RD en el ámbito internacional.

La sentencia del TC ha sido el caldo de cultivo, las enzimas sociales que necesitaban algunas personas y organizaciones nacionales e internacionales para dar riendas sueltas a sus anhelos y convicciones, pero se han vuelto a equivocar, pues: No Somos Haití, Somos  República Dominicana.


El autor es Licenciado en Educación de la UASD
Para contactos: elegidoprimero@hotmail.com