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lunes, 21 de octubre de 2013

OPINION: Delincuencia en Yaguate y San Cristóbal

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POR OSCAR GOMEZ

En las últimas semanas las comunidades de Yaguate y San Cristóbal, ubicadas en la provincia del mismo nombre de la última, han sido escenarios de eventos delincuenciales que han volcado los principales espacios y medios de comunicación locales, nacionales y hasta internacionales a escribir profusamente y dedicar centenares de horas para debatir en la opinión pública esos eventos, lo que ha situado a estas comunidades en el mapa donde ocurren acciones delictivas y crímenes de mayor trascendencia del país.

Y no es para menos. Entre los temas más sonados en las últimas semanas se citan en el hallazgo por parte de organismos de investigación del Estado de un laboratorio para el procesamiento de cocaína, en la comunidad de Sabana Toro, ubicada al norte del municipio de San Cristóbal y la muerte o asesinato de al menos entre 4 y 6 personas en matorrales o terrenos de comunidades del municipio de Yaguate.

A los temas que me he referido anteriormente los he calificado con el término de “migración delincuencial”, y paso a explicarme.

Las tipificaciones e investigaciones de los organismos competentes en la materia han arrojado los siguientes datos: Los actores principales de los eventos delincuenciales ocurridos y referidos en los párrafos anteriores no son residentes ni originarios de ninguna de las comunidades envueltas. Los datos están ahí, busque los medios que hablan de los temas y verán que vienen de otros lugares a “tirarnos muertos” y a “embarrarnos de polvo”.

Veamos la realidad de estas dos comunidades. El Hato, hoy municipio de Yaguate, tiene su origen en la época de la colonización, según historiadores que han escrito sobre el tema. De ahí que desde su fundación Yaguate ha sido reconocida a través de los tiempos como una comunidad de gente trabajadora, organizada y pujante. 

El yaguatense exhibe estos dones con orgullo y, aunque siempre haya su excepción dentro de la regla, por lo general es así.

Del sancristobero o sancristobalense podríamos decir que decenas de miles de los que llevan este gentilicio se levantan al alba y llegan a sus hogares al anochecer vencidos por el cansancio de una ardua faena en las maquiladoras, el volante, las oficinas, las universidades, las instituciones y aún en el labrado de la tierra.

En la cercanía a la capital dominicana está el origen de esa migración delincuencial hacia estas tierras, debido a que desde hace tiempo existe lo que podríamos definir también como un “corredor delincuencial” que enlaza al Gran Santo Domingo con la ciudad sureña.

Luchemos pues por sacar a estas dos comunidades del mapa delincuencial y sigamos trillando el camino para que esa “migración delincuencial”  se reduzca a su mínima expresión o se erradique de Yaguate y San Cristóbal.