POR LEONARDO PLATA
Artículo enviado a Ecos del Sur.
Decía ese gran luchador por la independencia de mexicana, Benito Juarez “El respeto al derecho ajeno, es la paz”. Comienzo con esta célebre frase, ya la sentencia emitida por el tribunal constitucional de nuestro país, ha concitado un sin números de opiniones diversas, tanto a favor como en contra.
Ya lo decía el fenecido presidente argentino Juan Domingo Perón, cuando afirmaba “La felicidad del Pueblo y la grandeza de la Nación se fundan en la Justicia Social, la Independencia Económica y la Soberanía Política.
Creo en el debate de las ideas, en las discusiones, en el análisis, que realizan juristas, personalidades y gentes de todos los niveles y capacidades en torno al tema, porque enriquece el debate sobre el derecho que consagra nuestra carta maga de decidir quien o no le corresponde la nacionalidad dominicana.
Pero jamás como dominicanos, debemos aceptar imposiciones de criterios, de presión mediática de otras naciones o de muchas personas que se autodefinen como “defensoras de los derechos humanos”, especialmente cuando del tema haitiano es que se trata.
Somos un país libre, soberano e independiente de toda potencia extranjera, nuestra país esta en capacidad jurídica y soberana de decidir quien es dominicano o no; tenemos nuestras propias leyes que nos rigen, pero sobre todo, como todo país civilizado que vive bajo la tutela de la ley y de la justicia, contamos con una constitución que es nuestra carta sustentativa, donde descansa y se expresa todo nuestro espíritu como pueblo libre, soberano e independiente.
Nuestra carta maga, en su artículo 3, establece claramente lo siguiente.- La Soberanía de la Nación dominicana, como Estado libre e independiente es inviolable. “La República es y será siempre libre e independiente de todo poder extranjero. Por consiguiente, ninguno de los poderes públicos organizados por la presente Constitución podrá realizar o permitir la realización de actos que constituyan una intervención directa o indirecta en los asuntos internos o externos de la República Dominicana o una injerencia que atente contra la personalidad e integridad del Estado y de los atributos que se le reconocen y consagran en esta Constitución. El principio de la no intervención constituye una norma invariable de la política internacional dominicana”.
Podemos estar de acuerdo o no con esta sentencia que acaba de emitir nuestro más alto tribunal, pero es una decisión, no solamente del tribunal constitucional, si no que en ella está expresado el espíritu de soberanía, la potestad de decidir sobre nuestros conflictos internos, y eso nada ni nadie puede pretender soslayar, porque sería una intromisión, una afrenta a la soberanía, a la libertad del pueblo dominicano de decidir sobre sus asuntos internos.
La república dominicana ha sido un país generoso con el hermano pueblo haitiano, siempre hemos estado en sus momentos más difíciles, siempre les hemos tendido la mano como hermanos que somos, pero jamás podemos aceptar que quieran violentar nuestras leyes, nuestra soberanía, que bastante sangre y fuego nos ha costado y que con mucho sacrificio y lágrimas hemos conquistado.