Por FELIX BETANCES
Para Ecos del Sur
En el corredor de la Avenida Enriquillo de Barahona, es decir desde la salida de Villa Central hasta la salida hacia Paraíso, se esta realizando una labor de siembra de plantas ornamentales, llámese diversas variedades de palmeras y otras especies, pero también se esta realizando concomitantemente con esto, el corte de todos los árboles de caoba, que por más de cien años han adornado el entorno del llamado Malecón de Barahona.
Quiero aclarar de entrada, que estamos de acuerdo en un ciento por ciento en lo referente a la primera parte, pero no necesariamente en la segunda, debido a las razones que pasamos a explicar:
En la primera parte, se trata de embellecer, hermosear o crear un atractivo turístico en la zona, según han manifestado tanto el señor Alcalde municipal como el Director Regional de Medio Ambiente, quien a su vez justifica los derechos que tiene el Ayuntamiento de modificar las condiciones ecológicas y ambientales de la ciudad, a su mejor conveniencia.
En la segunda parte sin embargo, se trata de eliminar tal y como se está haciendo, decenas de árboles centenarios de Caoba y otros, con la simple justificación de que destruyen las aceras y de que están muy viejos.
En el caso de las caobas, no parece haberse tomado un criterio meramente técnico, ambiental ni ecológico, pero mucho menos lógico ya que parece ser de desconocimiento por parte de quienes realizan esas labores; que La Caoba, es el Árbol nacional de la República Dominicana, pero tampoco han tomado en cuenta que forman parte de la memoria histórico-cultural, de varias generaciones de barahoneros y barahoneras presentes y ausentes.
Hemos sido de opinión de que si alguna de esas plantas estuviese enferma, que se elimine pero con la finalidad de sustituirla por una planta nueva, para que se conserve la especie y que podamos seguir disfrutando de la belleza que ellas proveen y que a la vez, se conserve la tradición de esos valores en todo el entorno. Entendemos que se pueden hacer ambas cosas a la vez, no establecer una a costa de la eliminación de la otra.
A esto hay que agregar, que estamos en una zona eminentemente ciclónica y que según lo ha demostrado la historia, la caoba es una de las pocas plantas endémicas nacionales, capaces de resistir los embates de la naturaleza y las inclemencias del tiempo, con una rápida respuesta a la reposición foliar.
Para Ecos del Sur
En el corredor de la Avenida Enriquillo de Barahona, es decir desde la salida de Villa Central hasta la salida hacia Paraíso, se esta realizando una labor de siembra de plantas ornamentales, llámese diversas variedades de palmeras y otras especies, pero también se esta realizando concomitantemente con esto, el corte de todos los árboles de caoba, que por más de cien años han adornado el entorno del llamado Malecón de Barahona.
Quiero aclarar de entrada, que estamos de acuerdo en un ciento por ciento en lo referente a la primera parte, pero no necesariamente en la segunda, debido a las razones que pasamos a explicar:
En la primera parte, se trata de embellecer, hermosear o crear un atractivo turístico en la zona, según han manifestado tanto el señor Alcalde municipal como el Director Regional de Medio Ambiente, quien a su vez justifica los derechos que tiene el Ayuntamiento de modificar las condiciones ecológicas y ambientales de la ciudad, a su mejor conveniencia.
En la segunda parte sin embargo, se trata de eliminar tal y como se está haciendo, decenas de árboles centenarios de Caoba y otros, con la simple justificación de que destruyen las aceras y de que están muy viejos.
En el caso de las caobas, no parece haberse tomado un criterio meramente técnico, ambiental ni ecológico, pero mucho menos lógico ya que parece ser de desconocimiento por parte de quienes realizan esas labores; que La Caoba, es el Árbol nacional de la República Dominicana, pero tampoco han tomado en cuenta que forman parte de la memoria histórico-cultural, de varias generaciones de barahoneros y barahoneras presentes y ausentes.
Hemos sido de opinión de que si alguna de esas plantas estuviese enferma, que se elimine pero con la finalidad de sustituirla por una planta nueva, para que se conserve la especie y que podamos seguir disfrutando de la belleza que ellas proveen y que a la vez, se conserve la tradición de esos valores en todo el entorno. Entendemos que se pueden hacer ambas cosas a la vez, no establecer una a costa de la eliminación de la otra.
A esto hay que agregar, que estamos en una zona eminentemente ciclónica y que según lo ha demostrado la historia, la caoba es una de las pocas plantas endémicas nacionales, capaces de resistir los embates de la naturaleza y las inclemencias del tiempo, con una rápida respuesta a la reposición foliar.
Por otro y al ritmo que van las cosas en este país de desorden y de irresponsables, dentro de pocos años, las futuras generaciones preguntaran ¿y qué es una caoba?. La nuestra es la única de su especie en el mundo con características muy definidas, por lo que al declararse como planta nacional, también se establece su conservación y fomento.
Dicho sea de paso, en esta misma área, se han realizado cerca de tres siembras masivas de plantas exóticas, no tomando en cuenta las condiciones de adaptabilidad y las condiciones climáticas propias de la zona, ni tampoco la temporada de lluvia que es la más favorable en cualquier ambiente, para la siembra de plantas.
Y a saber que somos uno de los pocos pueblos que hasta ahora contaba con esa reserva natural y tan bien ubicada. Ojalá y que no se corte ni una caoba más, y que de hacerlo, se ajuste a los criterios técnicos exigibles y además que sea para sustitución.
No, a la eliminación de nuestra “Planta Nacional”.