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lunes, 10 de marzo de 2014

OPINION: Juguemos un poco a "darle para abajo" a los delincuentes

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POR RUBEN DOMINICI
Para ECOS DEL SUR

La semana pasada un legislador, agobiado por los hechos delictivos que están acabando con el país, perdió momentáneamente la memoria, y con ella, claro está, su identidad. Lejos estaba de su mente que había sido electo para crear leyes que normaran la vida del país, y que cada institución del Estado tiene sus funciones y formas de ejecutarlas claramente definidas en la Constitución y las Leyes, y que además el país es parte de Acuerdos, Convenios, Tratados y demás compromisos que lo obligan a portarse diferente a como lo hace Trucutú.

En ese estado de amnesia, y presa de la tensión que provoca la delincuencia, cometió un lapsus linguae que lo llevó a decirle a la Policía Nacional que a los delincuentes había que "darle para abajo, o para arriba, como sea”, pues ellos saben qué hacer (la PN) cuando quieren resolver esos caso. Se refería a uno de los tantos casos delictivos o delincuenciales que ya son el pan nuestro de cada día.

Hay que ponerle especial atención a los hechos delictivos que a diario y en cualquier rincón ocurren en nuestro país, pues todo indica que no tenemos capacidad institucional para controlar lo que ya se ha convertido en uno de nuestros principales problemas sociales, en algo así como una pandemia social.

Eso sí, con la gran diferencia de que una pandemia ataca progresivamente a la población de un determinado territorio, pero una vez que las autoridades de salud identifican el agente causal, lo aíslan y lo eliminan progresivamente, o lo controlan, que es lo más factible. 

En nuestro caso, quienes dirigen el Estado y los sectores económicos históricamente dominantes no quieren aislar el agente causal ni controlarlo, y menos eliminarlo. Sencillamente, porque EL PRINCIAPAL AGENTE CASUSAL DE NUESTRA DELINCUENCIA ES LA GRAN DESIGUALDAD SOCIAL DEL PAÍS  Y EL BINOMIO CORRUPCIÓN-IMPUNIDAD QUE LO ARROPAN CASI TODO. El primero lo engendra, y el segundo lo alimenta. Nadie sabe más de esto que la Presidenta de la Cámara de Cuentas, quien dijo que con el dinero que se lleva la corrupción puede hacerse otra República Dominicana. Más claro de ahí no canta el gallo.

Pruebas al canto sobre la desigualdad: Cerca de la mitad de la población dominicana vive en la pobreza. En el 2012, el 20% de la población más pobre del país recibió apenas el 3.9% del salario nacional, y lo mismo sucedió en el 2002, 10 años antes. Contrario a esto, el 20% más rico de la población dominicana captó 50% del salario nacional. Las riquezas, en sentido general, expresan una extrema desigualdad al quedar más del 80% en manos del 20% de la población. Si lo volteamos, más del 80% de la población recibe menos del 20% de las riquezas del país.

Volviendo a la delincuencia, nuestro Código Penal establece como delito “la infracción que las leyes castigan con penas correccionales”. Por lo que “se cae de la mata” que quien comete dicho delito es un delincuente. Y César Herrero Herrero, un criminólogo español de basta experiencia, define la delincuencia como “el fenómeno social constituido por el conjunto de las infracciones contra las normas fundamentales de convivencia, producidas en un tiempo y lugar determinados”.

Precisado el concepto, ahora me falta la óptica, y confieso que no lo abordaré con la imparcialidad de dos más dos son cuatro, sino desde mi particular e imperfecta visión, pues “en este mundo traidor nada es verdad ni es mentira; todo es según el color del cristal con que se mira”•

Así las cosas, por el color que tiene mi cristal veo que las autoridades todas, los grupos de poder económicos y políticos, y la gran prensa, consideran delincuentes solamente a los “hijos de machepa”, y a los militares y policías de bajo rango, y en cambio, llaman “violadores” de tal o cual Ley o Norma a los ricos, a los políticos del sistema y a la alta oficialidad militar y policial. Para mí, todo el que delinque, es un delincuente. Así de simple.

Por lo todo lo anterior, considero igual de delincuente a los que asaltan en los barrios y en cualquier parte; a los que trafican con drogas o sirven de apoyo; a los que roban en los bancos a mano armada o a simple tecleo; a los que roban celulares y a los que roban  señales, y con ello millones de pesos; a los que roban alambres de las redes eléctricas y a los que se roban millones de kilovatios;  a los que roban cositas en las oficinas públicas y a los que roban miles de millones al Estado; a los policías y militares de bajo rango que se involucran en actos delictivos y a la alta oficialidad que hace lo mismo; en fin, a todos los que  conscientemente se involucre en cualquier acto o acción calificada de delito.

Pero dejemos estas cosas donde están, y hagamos un intento de complacer la solicitud que le hizo a la Policía Nacional el amnésico legislador. Recordemos  que él solicitó darle “para abajo” a los delincuentes, y como delincuente es quien delinque, aquí no hay espacio para la confusión. Y menos para él, cuya función es precisamente hacer leyes.

Así que, sin importar las consecuencias, vamos a ver hasta dónde podemos cumplimos la desesperada petición del Señor Legislador:

A los hijos de machepa atrapados en asalto, robo, tráfico de drogas, y afines: PARA ABAJO.
A los que le sirvieron de apoyo a Arturo de Tiempo y Márquez para llevar a España quién sabe cuantos kilos de cocaína; y lo mismo que a Quirino y a tantos más: PARA ABAJO.

A los que se alocaron y se metieron a robar a mano armada en los bancos; y a los que con simples tecleos se robaron miles de millones de pesos en Baninter: PARA ABAJO:

A los que roban celulares, señales de tarjetas y códigos bancarios: PARA ABJO.

A los palomos del barrio que roban alambres del tendido eléctrico;  y a los empresarios que roban millones de kilovatios a las distribuidoras de energía: PARA ABAJO:

A los que roban pesitos en las instituciones del Estado; y a los que roban miles de millones: PARA ABAJO.

A los militares y policías de bajo rango que se involucren en actos delictivos; y a los oficiales que  cometan “faltas graves en el ejercicio de sus funciones”: PARA ABJO.

Me rindo, Señor Legislador. Nuestra delincuencia es un fenómeno muy complejo para abordarlo de forma tan simple. Pero esté usted seguro que si la Policía Nacional  considerara su solicitud como una orden, y la ejecutara en consecuencia, el Congreso al que usted pertenece no fuera necesario, y por tanto, usted tendría que ganarse el sustento por otros medios.