SAN CRISTOBAL: Con su toga negra, algo agitada y el sudor corriendo por su frente, la abogada Rafaela Cordero sale de la sala de audiencias del Juzgado de Instrucción .
“Para mí es un fastidio trabajar en ese tribunal, no hay aire, no hay condiciones laborales, está hacinado”, dice, mientras trata de secarse el sudor con las manos.
El juzgado está cerca de la escalera lo que, para la profesional del derecho, representa un peligro. “Imagínate que te empuje una persona descontenta, ruedas por la escalera”, precisó.
En sentido general el Palacio de Justicia, en lo relativo al área del Poder Judicial, luce limpio e incluso algunos aires acondicionados fueron reparados la semana pasada. Sin embargo, al llegar a la secretaría de Atención Permanente, lo primero que vez es la pintura que lentamente se va desprendiendo del techo.
Al final del salón, un espacio lleno de cajas refleja la falta de un archivo para los expedientes.
Los baños también pueden ser un dolor de cabeza por el desorden y la suciedad que se observa en ellos, especialmente en la tercera planta.
Pascual Encarnación es Defensor Público, y tiene siete años ejerciendo en el Palacio de Justicia de San Cristóbal. Entiende que el mayor problema está en el Juzgado de Instrucción, donde es penoso trabajar. “Es importante que la Suprema haga algo con lo que es el aire de la sala de audiencias”, recomendó.
Esta posición es compartida por Pedro Luna Domínguez, quien entiende, además, que el lugar no presenta las mejores condiciones.
El juzgado está cerca de la escalera lo que, para la profesional del derecho, representa un peligro. “Imagínate que te empuje una persona descontenta, ruedas por la escalera”, precisó.
En sentido general el Palacio de Justicia, en lo relativo al área del Poder Judicial, luce limpio e incluso algunos aires acondicionados fueron reparados la semana pasada. Sin embargo, al llegar a la secretaría de Atención Permanente, lo primero que vez es la pintura que lentamente se va desprendiendo del techo.
Al final del salón, un espacio lleno de cajas refleja la falta de un archivo para los expedientes.
Los baños también pueden ser un dolor de cabeza por el desorden y la suciedad que se observa en ellos, especialmente en la tercera planta.
Pascual Encarnación es Defensor Público, y tiene siete años ejerciendo en el Palacio de Justicia de San Cristóbal. Entiende que el mayor problema está en el Juzgado de Instrucción, donde es penoso trabajar. “Es importante que la Suprema haga algo con lo que es el aire de la sala de audiencias”, recomendó.
Esta posición es compartida por Pedro Luna Domínguez, quien entiende, además, que el lugar no presenta las mejores condiciones.
“Algunas veces se va luz y la planta no entra, el salón es muy pequeño, la seguridad es un problema”, precisa.