POR BIENVENIDO MENDEZ G.
Para ECOS DEL SUR.
Para ECOS DEL SUR.
La diputada Minou Tavarez Mirabal renuncio recientemente del Partido de la Liberación Dominicana, PLD, causando gran sorpresa en la sociedad dominicana.
Sorpresa porque el objetivo de cualquier partido en el mundo es lograr el poder y sus dirigentes ejecutar desde el gobierno las acciones y programas que vendieron a los electores.
Con esa acción Minou eleva su valoración y crédito públicos y se coloca como una reserva moral y política para conformar una fuerza liberal que encarne los deseos de las grandes mayorías nacionales.
Esa dimisión de la legisladora lleva un mensaje a muchos tránsfugas expertos en el deporte del salto de garrochas de que en el PLD no todo es color de rosas.
Entendemos que uno puede irse de un partido cuando este ha dejado de representar banderas de cambios y ser un apostata de sus principios que mas que bien hace daño a la sociedad dominicana.
Nadie tiene un contrato de exclusividad con un partido político y más si da evidencias y actúa como si hubiese agotado su rol histórico y dejado caer los objetivos que le dieron origen.
De Minou no puede esperarse otra cosa porque hereda la dignidad, el coraje y los principios de sus padres que dieron la vida por el respeto a las libertades públicas y a la Constitución.
Ella es hija de Minerva Mirabal asesinada junto a dos de sus hermanas en la tiranía trujillista, y del doctor Manuel Aurelio Tavarez Justo, Manolo, ese hombre que empeño su palabra ante el pueblo de que si no se respetaba la Constitución y se reponía en el poder a Bosch iría a las escarpadas montañas de Quisqueya, y así lo hizo.
Minou no puede fallar hija de Manolo y Minerva tiene la obligación de izar banderas de luchas democráticas y liberales igual que sus padres.