Entre las profundas marcas que sellan la fama de Yaqui Núñez del Risco está la de haber sido un cultor de la cultura. Con sabrosura, pero también con altura.
Fue un artífice en el ejercicio de enseñar al pueblo a conocer, aprender y cultivar los valores del conocimiento, de la educación, mediante su privilegiada condición de excelente comunicador.
En toda su polifacética personalidad, cada una de sus cualidades estuvieron conectadas con esta pasión por la cultura, y tanto como presentador o escritor el instinto del maestro sobresalía para ayudar a formar a los comunicadores sociales o a los artistas.
Por eso muchos recuerdan vivamente su segmento televisivo “Cultura con sabrosura”, que día a día constituía manantial de ideas y de conocimientos para sus televidentes, así como otros programas de televisión en los cuales era primerísima figura, granjeándose el cariño y el respeto del pueblo.
Para un hombre de rica trayectoria en el arte y las comunicaciones no hay síntesis posible que, en sí misma, permita proyectar todo lo que aportó para el bien de las nuevas generaciones. En cualquiera de las categorías Yaqui Núñez del Risco fue ante todo emblema y ejemplo.
Por eso su muerte es una muerte que nos duele a todos. Por eso su vida es una estela de contribuciones a la culturización del pueblo, desde la poesía, la canción, el ensayo, la producción televisiva, la creatividad publicitaria y el magisterio de la comunicación.
Tras luchar durante muchos años con un evento de salud que lo dejó prácticamente inhabilitado, sin poder hablar, que era su arte, Yaqui Núñez del Risco se despide de nosotros con el valor y la hidalguía y la serena satisfacción de haber sido un auténtico dominicano, a quien nunca olvidaremos.
Que Dios le reserve un espacio a su lado y le ofrezca a sus familiares la fortaleza para aceptar la pérdida de un grande que nos enorgullece a todos.
