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POR SANTOS SALVADOR CUEVAS
Para Ecos del Sur
En el país a lo que estamos acostumbrado es a una campaña basada en la conquista de votos para ganar; en mi caso, los votos de cara al venidero torneo no valen nada, ni me interesan tampoco, si sus componentes –sumatorio y determinante- no van dirigidos a que el pueblo de Tamayo se empodere de su propio destino, de su poder local.
Si es sólo votos y ganar a lo tradicional, estaríamos repitiendo la misma historia, en donde un Don Juan gana la sindicatura y se sirve con la cuchara grande, o, a lo mejor, maneja con honestidad su gestión, pero pasa sin penas ni glorias, porque le faltó el elemento esencial, lo más importante, es decir, le faltó que la gente sea la máxima autoridad, quien sustente el poder y sea el portador de la última palabra en el marco de una gestión que debe ser colectiva, transparente y participativa.
Deseamos que la comunidad organizada participe, opine y sean parte fundamental de lo que allí se haga, un pueblo que planifique y ejecute junto a las autoridades electas; necesitamos que se creen mecanismos de supervisión y control, de rendición de cuentas y vía a donde se puedan demandar las informaciones del ingreso y egreso del Ayuntamiento. Si las cosas se manejan con transparencia, no hay formas, ni de que se cojan los cuartos del pueblo, ni de que se calumnie la gestión sólo por sospechas, que a veces no son reales.
La fuerza de una buena gestión está en la visión de trabajo colectivo, en la integración y participación popular, en garantizar que el pueblo se sienta representado y no usado, y sea la fuente primaria del proceso en construcción.
Yo no quiero votos si los mismos no van acompañados de esa visión, de esa voluntad de ganar y gobernar junta a la comunidad organizada, junto a los barrios, los parajes y campos. No sigamos usando a la gente para que nos den votos y luego tirarlos al olvido, tratemos de que al Ayuntamiento vayamos vestido de pueblo, a gobernar con el pueblo y junto al pueblo hacer de Tamayo la niña bonita de la Región Sur.
Yo pretendo ser el síndico de un proyecto revolucionario, y no de una estructura mafiosa y gansteril, que va al ayuntamiento a servirse y no con espíritu de servir al pueblo; pretendo ser el Alcalde de un pueblo que se levanta y lucha por el bienestar de su propio destino. Creo en la gente y junto con la gente vamos hacer de Tamayo una gran ciudad.
Así y sólo así los votos tienen valor, de lo contrario voten por el otro y que se reproduzca la misma vaina tradicional.
Es por tal razón que yo no sólo hablo de PLD y de partido, yo también hablo de pueblo y hablamos de Red de Tamayeros por el Cambio.
Es bueno que se sepa la intención y se establezca la diferencia.
