POR JOSE ANTONIO MATOS PEÑA.
El partido revolucionario moderno que acaba de nacer, bajo su nombre indeleble en la mente de una parte fundamental de los dominicanos (mayoritario), el cual fue cercenado de los emblemas legales por una gestión e intereses harto conocidos, tiene el reto como cualquier ser institucional vivo de completar sus formalidades y la fundamental e inmediata es la adopción de un padrón de militantes que lo sustente.
Este padrón debiera nacer del listado de excluidos por la dirección de facto que se apoderó del viejo PRD, más los que dejaron dentro del padrón del PRD que deseen participar del mismo.Todo esto se puede realizar sin mayores inversiones y ningún trauma en cada municipio, solo hay que profesar lo que le criticamos a Miguel Vargas y sus adláteres y hacer en práctica todo lo contrario a lo practicado por ellos contra la institucionalidad, quien no piense así en este nuevo proyecto, no está pensando seriamente en ser opción de poder.
La parafernalia a utilizar es mínima y no requiere de movimientos territoriales de importancia, sólo hacer comisiones locales y dar un breve y prudente espacio de tiempo para que cada dominicano de los referidos ó nuevos que se establezca el perfil, a fin del cuido de infiltraciones, sentar con su firma o huellas dactilares su adhesión al mismo.
Acto seguido, padrón confeccionado, el partido pasaría a hacer el otro grande y verdadero compromiso, la convención libérrima, previa construcción de la lista de aspirantes presidenciales y, por qué no, toda la línea de aspiraciones generales, ese partido tiene la virtud de tener en su seno a figuras que no están en aprestos proselitistas, como Doña Milagros Ortiz Bosch, Emmanuel Esquea Guerrero, el ingeniero Ramón Alburquerque y Andrés Bautista entre otros, con basta experiencias convencionales y carácter suficiente para los fines.
El Partido Revolucionario Moderno tiene toda la condición del momento para encabezar una oposición constructiva y una convergencia de fuerzas democráticas que se vuelvan contrapeso democrático fundamental y opción de poder y soluciones gubernamentales del país, sobre los hombros de los aspirantes perredeístas, sobre todo, Hipólito Mejía Y Luis Abinader, los cuales en estos menesteres deberán enseñarles al pueblo dominicano sus virtudes democráticas