POR VINICIO LÓPEZ
Dentro de los más arriesgados servicios que brindamos a los perturbados mentales, específicamente para la ciudad de Barahona, estaba la asistencia directa a los que hacían manifestaciones de agresividad contra personas y propiedades. Para ello improvisamos lo que el Dr. Rolando Duvergé denominó como Unidad de Intervención en Crisis.
Cada vez que era necesario movilizábamos una ambulancia con un equipo compuesto por el Dr. Duvergé, nuestras enfermeras de salud mental comunitaria, personal entrenado del Cuerpo de Bomberos Civiles de Barahona, un representante de la Fiscalía y personal policial. Si mediante procedimientos verbales no lográbamos convencer al afectado, procedíamos a sujetarlo profesionalmente por la fuerza, y se le inyectaba intramuscularmente un medicamento que en minutos lo sedaba.
En esa condición lo conducíamos al Hospital Jaime Mota, lo hospitalizábamos, se le aplicaba el tratamiento correspondiente, se contactaba a los familiares y se daba de alta en condiciones estables. Luego nuestras enfermeras le aplicaban el tratamiento ambulatorio y le daban seguimiento adecuado en visitas domiciliarias.
Muchas personas y familias de todos los estratos sociales fueron beneficiadas en toda la Región, incluyendo un caso muy especial de un perturbado mental que llevaba 20 años encadenado, para el cual el Dr. Mieses nos suministró un carísimo medicamento que nuestras enfermeras aplicaron religiosamente por seis meses, tiempo suficiente para liberarle de sus oxidadas cadenas, permitirle salir a la calle y hacer vida relativamente normal desde hace cerca de veinte años, sin recaídas.
En resumen, los padecimientos mentales principales son la ansiedad y la depresión que no necesariamente deben ser manejados por psiquiatras, si se dispone de personal entrenado para ello. Los perturbados mentales generalmente hacen reacciones agresivas en respuesta a las burlas y malos tratos de las personas supuestamente sanas. Mayormente son abandonados por falta de conocimiento de los familiares y por lo costoso de los tratamientos. Finalmente cabe señalar que es imprescindible el apoyo y el compromiso de la familia para la estabilización de estos pacientes.