POR JOSÉ PRADO JIMÉNEZ
Desde Carolina del Norte, para Ecos del Sur
El derecho a huelga, es una conquista laboral, cuyo disfrute está garantizado en los países donde el estilo de gobierno está enmarcado dentro del sistema democrático.
Dentro de esa forma de gobernar existe una Constitución y leyes que regulan las relaciones entre el Estado y sus ciudadanos, de éstos entre sí, con empresas y cualquiera categoría de organización que sean creadas dentro del país que se trate. El derecho a huelga no está exceptuado.
En la República Dominicana, este derecho parece escapa a toda regulación. Podríamos decir: se ha pervertido. Es suficiente que un sindicato se sienta inconforme; sus miembros abandonan sus obligaciones laborales, se lanzan a las calles muchas veces con acciones violentas irrespetando propiedades, la tranquilidad ciudadana y hasta vidas.
Una razón que podría aducirse es, que los gobiernos se han habituado a violentar sus derechos; otra, que la indiferencia de los gobiernos ha sido tal, que los problemas han llegado a ser endémicos, llevando a los afectados a los extremos, cuando sus voces se estrellan en el vacío.
Pero, los anuncios y prácticas de paros llevados a cabo por el Sindicato de Maestros (ADP), parecen viciosos, fruto de la impaciencia, inconsecuentes. Pues, evaluemos las acciones del gobierno de Danilo Medina, dirigidas a la educación dominicana, y a sus docentes, y saque sus propias conclusiones.
Parece que el liderazgo de la ADP está agrietado. Pues, mientras se da cuenta de que el Pleno de Dirigentes de dicha organización tomaba acuerdos con el Ministro de Educación, sobre asuntos de salarios; en esa misma fecha de la publicación del Pleno (19 de nov./2014), fue publicada en este prestigioso periódico Ecos del Sur, una marcha de docentes, en la provincia de Azua, que privaba del derecho a recibir docencia a miles de estudiantes; dichos profesores, también reclamaban mejora salariales.
En el referido Pleno de Dirigentes, fue dado a conocer un derroche de reconocimientos, y se hace mención de un comité de Dignidad Docente. Tal parece que el concepto de dignidad está fundado en los tres centavos con que pudieran mejorar sus salarios. No, colegas. La dignidad radica, también, en respetar el derecho de los demás, en este caso, el de los estudiantes, hijos de aquellos, de cuyos lomos salen los recursos con que se pagan los salarios e incentivos.
El llamamiento a la unidad que fue hecho, “para seguir conquistando beneficios para la educación dominicana”, es una falsa. Porque sólo hablan de salario. Si realmente estuvieran preocupados por mejorar la educación, se reunieran, como acaban de hacer los profesores y autoridades regionales y distritales de la ciudad de Barahona, cuyo pleno se enfocó en los problemas que afectan sus escuelas. Así se hace cuando se asume responsabilidad para con lo que se nos ha encomendado.
Tal parece como si estuviera yo opuesto al bienestar del sector docente. Eso jamás. Pero a juzgar por los hechos, en los últimos sesenta años, no he conocido de otro gobernante dominicano, que se haya enfocado en la educación del país, como lo ha hecho el ciudadano Danilo Medina. Entonces, ¿por qué no dar tregua e interrumpen las labores afectando a los estudiantes?
Debo reiterar que soy un ciudadano independiente.
Creo que las huelgas deben considerar requisitos legales y de procedimientos establecidos en los pactos que ligan las partes, previamente a su ejecución. No siendo así, el tiempo con que son sacrificados los sectores afectados, debiera ser valuado y deducido del salario de los huelguistas. Pues, no es moral reclamar y derecho desconociendo el derecho de la sociedad o de algún sector de ella.