POR RAMON LOPEZ YNOA
Mucho se ha escrito sobre si es buena o si es mala la reelección presidencial. Cada quien opina a favor o en contra pero muy pocos lo hacen desde una perspectiva clara y libre del subjetivismo que impregna el apasionamiento partidario o ideológico.
Carlos Alberto Montaner, vicepresidente de la Internacional Liberal (2011), uno de los que conciben la reelección como nociva y como “un tremendo error”, plantea que “la continuidad que necesitan las sociedades no es la de las personas, sino la de las instituciones y los planes de gobierno”, pero olvida y deja de lado el hecho de que en nuestros países de frágiles tradiciones democráticas y de una sociedad todavía en construcción no siempre suele darse la llamada continuidad del Estado y que esos planes de gobierno que menciona en muchos países sólo existen, como mucho, por el período del gobernante que los elaboró como requisito electoral.
Recordemos el caso del PRD que cuando en el 2000 llega al poder en menos de dos semanas de gobierno tiró por la borda todo el avance institucional logrado en el ejercicio gubernamental del PLD en el cuatrienio 1996-2000.
Aunque catorce años de gobierno del PLD, se ha avanzado mucho, aún persiste la fragilidad de nuestras instituciones y es así que cuando de la sociedad surge un presidente con sentido de responsabilidad histórica y de ejecutorias claras de hacia dónde debe conducirse el pueblo, de un presidente que sintoniza con el común de la gente, como ha sido el caso del Presidente Medina, entonces este mismo pueblo, que entiende que se le conduce por buen camino, comienza a ver la necesidad de concederle un nuevo período.
La presente gestión gubernamental, 2012-2016, ha producido grandes avances en la consolidación del proceso democrático y construcción de la sociedad dominicana y es evidente que muchas de las iniciativas de fortalecimiento social e institucional, así como de satisfacción social, quedarán pendientes de ejecución precisamente por la brevedad del período gubernamental, y si echamos una mirada retrospectiva a nuestra historia política veremos que nada asegura la continuidad de éstas a menos que haya continuidad gubernamental.
Tal vez se debería aclarar que un Presidente no se reelige a sí mismo, muchos menos Danilo Medina que ha demostrado ser diferente a sus antecesores, a un Presidente lo reelige el pueblo si considera que ha hecho un buen trabajo y pienso que a Danilo cuatro años les serán insuficientes para completar su obra de gobierno y siempre se ha dicho que “en política no hay nada escrito".