POR JOSE VALENTIN
El objetivo real de la auditoría consiste en apoyar a los miembros de una empresa o institución en el desempeño de sus actividades. Para ello la auditoría les proporciona análisis, evaluaciones, recomendaciones, asesoría e información concerniente a las actividades revisadas. Es entendible que la población en un porcentaje significativo no maneje los términos, ni los objetivos como tal de la auditoría, y ante el primer pronunciamiento de esta palabra se relacione con saqueo, alteración, falta de control y muchos más.
¿Por qué ocurre esto?
En las sociedades del tercer mundo se ha tenido como práctica habitual designar en posiciones relacionadas al manejo financiero y monetario de las entidades estatales, y otras, tales como partidos políticos y ayuntamientos, a personas, amigos y relacionados sin importar el nivel técnico que estos posean en asuntos financieros y en la elaboración, creación y ejecución de políticas y procedimientos que proporcionen un sistema de control interno eficiente que garantice la transparencia plena en el manejo de sus recursos.
Ante todas estas realidades aflora la inseguridad, entre los representantes financieros de esas instituciones, y al primer aviso de una revisión exhaustiva por parte de la Cámara de Cuentas o de la Contraloría General de la república comienzan las maquinaciones, el nerviosismo y todo lo relacionado al maquillaje, ocultación, y abultamiento de registros contables y financieros. En muchos casos estos lerdos sin formación ético- financiera recurren al método de la incineración de documentos, con el objetivo de eliminar todo aquello que lo incriminen ante los organismos competentes.
En otros casos aprovechan eventos beligerantes o litis internas dentro de su organización para alegar perdidas de informaciones o escamoteo. Estos eventos subsecuentes han traído como resultado que la población menos instruida saque sus propias conclusiones previas al informe emitido por los organismos competentes y se tenga una idea generalizada de que cuando se realiza una auditoría en tal o cual institución es porque estamos ante evento de hurto o malversación de recursos.
Finalmente cuando representantes de la Cámara de Cuentas o de la Contraloría General de la república llegan a realizar las evaluaciones programadas, se encuentran con la sorpresa de que no existen suficientes informaciones que avalen los desembolsos realizados por esa institución a terceros en un periodo determinado.
¿Y qué informan los organismos competentes a la ciudadanía?
Una limitación en el alcance de la auditoría realizada por carecer de informaciones suficientes para evaluar tal o cual institución. Se archiva este expediente y ese partido político o cualquier otra institución se premia recibiendo sus recursos ininterrumpidamente y sin contratiempo.
¡Y volvemos al principio!
El objetivo real de la auditoría consiste en apoyar a los miembros de una empresa o institución en el desempeño de sus actividades. Para ello la auditoría les proporciona análisis, evaluaciones, recomendaciones, asesoría e información concerniente a las actividades revisadas. Es entendible que la población en un porcentaje significativo no maneje los términos, ni los objetivos como tal de la auditoría, y ante el primer pronunciamiento de esta palabra se relacione con saqueo, alteración, falta de control y muchos más.
¿Por qué ocurre esto?
En las sociedades del tercer mundo se ha tenido como práctica habitual designar en posiciones relacionadas al manejo financiero y monetario de las entidades estatales, y otras, tales como partidos políticos y ayuntamientos, a personas, amigos y relacionados sin importar el nivel técnico que estos posean en asuntos financieros y en la elaboración, creación y ejecución de políticas y procedimientos que proporcionen un sistema de control interno eficiente que garantice la transparencia plena en el manejo de sus recursos.
Ante todas estas realidades aflora la inseguridad, entre los representantes financieros de esas instituciones, y al primer aviso de una revisión exhaustiva por parte de la Cámara de Cuentas o de la Contraloría General de la república comienzan las maquinaciones, el nerviosismo y todo lo relacionado al maquillaje, ocultación, y abultamiento de registros contables y financieros. En muchos casos estos lerdos sin formación ético- financiera recurren al método de la incineración de documentos, con el objetivo de eliminar todo aquello que lo incriminen ante los organismos competentes.
En otros casos aprovechan eventos beligerantes o litis internas dentro de su organización para alegar perdidas de informaciones o escamoteo. Estos eventos subsecuentes han traído como resultado que la población menos instruida saque sus propias conclusiones previas al informe emitido por los organismos competentes y se tenga una idea generalizada de que cuando se realiza una auditoría en tal o cual institución es porque estamos ante evento de hurto o malversación de recursos.
Finalmente cuando representantes de la Cámara de Cuentas o de la Contraloría General de la república llegan a realizar las evaluaciones programadas, se encuentran con la sorpresa de que no existen suficientes informaciones que avalen los desembolsos realizados por esa institución a terceros en un periodo determinado.
¿Y qué informan los organismos competentes a la ciudadanía?
Una limitación en el alcance de la auditoría realizada por carecer de informaciones suficientes para evaluar tal o cual institución. Se archiva este expediente y ese partido político o cualquier otra institución se premia recibiendo sus recursos ininterrumpidamente y sin contratiempo.
¡Y volvemos al principio!