POR ÁGUEDA RAMÍREZ DE RODRÍGUEZ
Para Ecos del Sur.
Sobre David decía Don Pedro Vargas Castro (1989) en su obra Barahona: homenaje fotográfico que era “el más fino y consumado paisajista dominicano de todos los tiempos”.
Siendo la fotografía su vocación desde niño, desde muy joven se dedicó a ella, llegando a ser fotógrafo oficial de los norteamericanos propietarios del Ingenio Barahona. Su descendencia fueron tres hijos, de los cuales sólo Teófilo le sobrevive. Con estudios primarios por formación académica, poseía una grafía -letra- bellísima, además de ser un gran lector.
Alcohólico desde los 20 años gustaba, cuando estaba ebrio visitar las amistades, jugar con los niños y fotografiarlos. También les cantaba, mientras hacía con sus manos percusión sobre una mesa. Sus canciones favoritas para tales ocasiones eran: “Piel Canela”, “El Ratoncito Miguel” y “En el Mar la Vida es más Sabrosa”.
David acostumbraba pasar largas temporadas en casa de uno de sus hermanos, quien residía en la sección San Rafael de este municipio. Allí vertía la ginebra, su bebida preferida, en un frasco de emulsión de una reconocida marca nacional y, con una cuchara, simulaba ante su hermano que tomaba la emulsión, mientras a sus espaldas la tomaba a tragos. Esta anécdota la cuenta uno de sus sobrinos, hijo del hermano en cuestión.
Hijo de Don Valentín Espinosa y de doña Eve Carbonell, nació David en esta ciudad de Barahona en 1911 y ausente de la misma desde hace muchos años, a la fecha (2015) no se tiene noticias de su paradero, no obstante haberlo buscado sus familiares por todo el país.
Siendo la fotografía su vocación desde niño, desde muy joven se dedicó a ella, llegando a ser fotógrafo oficial de los norteamericanos propietarios del Ingenio Barahona. Su descendencia fueron tres hijos, de los cuales sólo Teófilo le sobrevive. Con estudios primarios por formación académica, poseía una grafía -letra- bellísima, además de ser un gran lector.
Alcohólico desde los 20 años gustaba, cuando estaba ebrio visitar las amistades, jugar con los niños y fotografiarlos. También les cantaba, mientras hacía con sus manos percusión sobre una mesa. Sus canciones favoritas para tales ocasiones eran: “Piel Canela”, “El Ratoncito Miguel” y “En el Mar la Vida es más Sabrosa”.
David acostumbraba pasar largas temporadas en casa de uno de sus hermanos, quien residía en la sección San Rafael de este municipio. Allí vertía la ginebra, su bebida preferida, en un frasco de emulsión de una reconocida marca nacional y, con una cuchara, simulaba ante su hermano que tomaba la emulsión, mientras a sus espaldas la tomaba a tragos. Esta anécdota la cuenta uno de sus sobrinos, hijo del hermano en cuestión.
Hijo de Don Valentín Espinosa y de doña Eve Carbonell, nació David en esta ciudad de Barahona en 1911 y ausente de la misma desde hace muchos años, a la fecha (2015) no se tiene noticias de su paradero, no obstante haberlo buscado sus familiares por todo el país.