Por Praede Olivero Féliz
Puntuales como en los buenos conciertos, iniciaron los organizadores y la Escuela de Música Sinfonías y San Vicente de Paúl, el concierto de bienvenida a Monseñor Andrés Napoleón Romero Cárdenas.
Monseñor Romero, como prefiero llamarle, sentado al lado del Padre Rigoberto y yo a su lado, estábamos frente a frente a los muchachos de la Banda Sinfónica de Barahona y su Directora, la extraordinaria Claudia Martínez, con ese estilo de gaviota navegando sobre la cresta de la ola musical, cual malabarista, con la complicidad de todo el público presente.
Primero el Himno Nacional de Emilio Prud Homme y música de José Reyes, luego las palabras de ofrecimiento a cargo de Karla Alcántara y Cesarín Caro, cerrando el introito emotivo y patriótico con Ave María de Franz Schubert.
Claudia con piel crispada y el corazón por los aires, rozando los ángeles que se divertían con la música, dirigió las interpretaciones de: Los Magníficos de Victoriano Valencia, Camino Real de John O Reilly y San Antonio de Nico Lora, arrancando aplausos como se arrancan las flores del jardín, con el mayor cuidado por el ser querido.
Monseñor Romero, alegre y a gusto, en complicidad total con la banda musical, su Directora Claudia Martínez y el público, también aplaudía, mientras los conductores Lino Gómez y Luisa Féliz, conducían de manera magistral, anunciando la transmisión de Radio Enriquillo, la amiga del sur.
Vino el siguiente bloque interpretado por la Banda infantil de la Escuela Parroquia San Vicente de Paúl, con su Director el Maestro José Luís Batista, con las obras artísticas Plaza de Toros de Mark Williams, Danubio Azul de Johann Strauss y Caña Brava de Toño Abreu, con la que bailaron hasta los niños, pero en sus asientos, despidiéndose con los aplausos estruendosos del público.
La Banda Juvenil Escuela Sinfonías de Barahona y su Excelente Director Jairo Trinidad, quien tomó la batuta con la pista bien caliente, se encargó de mantener el ritmo del concierto, con las interpretaciones deKentoky 1800 de Clare Grundman, Folk SongSuite de R. Vaughan Williams y Leña de Luís Alberti, que volvió a remenear el salero de los que allí estábamos y lo despedimos con fuerte aplauso.
Vino el cierre por partida doble, Con las bandas actuando en conjunto interpretando Colombia tierra querida deLucho Bermúdez, que como en cada ocasión alborota al padre Rigoberto y a Claudia, también a mi, que me gusta bailar y les hago el juego, siguió Barahona de José Miguel Beard para tocar las fibras más profundas de nuestros corazones y el cierre espectacular de Compadre Pedro Juan de Luís Alberti que nos puso a mover todo y a encender los aplausos.
Claudia con piel crispada y el corazón por los aires, rozando los ángeles que se divertían con la música, dirigió las interpretaciones de: Los Magníficos de Victoriano Valencia, Camino Real de John O Reilly y San Antonio de Nico Lora, arrancando aplausos como se arrancan las flores del jardín, con el mayor cuidado por el ser querido.
Monseñor Romero, alegre y a gusto, en complicidad total con la banda musical, su Directora Claudia Martínez y el público, también aplaudía, mientras los conductores Lino Gómez y Luisa Féliz, conducían de manera magistral, anunciando la transmisión de Radio Enriquillo, la amiga del sur.
Vino el siguiente bloque interpretado por la Banda infantil de la Escuela Parroquia San Vicente de Paúl, con su Director el Maestro José Luís Batista, con las obras artísticas Plaza de Toros de Mark Williams, Danubio Azul de Johann Strauss y Caña Brava de Toño Abreu, con la que bailaron hasta los niños, pero en sus asientos, despidiéndose con los aplausos estruendosos del público.
La Banda Juvenil Escuela Sinfonías de Barahona y su Excelente Director Jairo Trinidad, quien tomó la batuta con la pista bien caliente, se encargó de mantener el ritmo del concierto, con las interpretaciones deKentoky 1800 de Clare Grundman, Folk SongSuite de R. Vaughan Williams y Leña de Luís Alberti, que volvió a remenear el salero de los que allí estábamos y lo despedimos con fuerte aplauso.
Vino el cierre por partida doble, Con las bandas actuando en conjunto interpretando Colombia tierra querida deLucho Bermúdez, que como en cada ocasión alborota al padre Rigoberto y a Claudia, también a mi, que me gusta bailar y les hago el juego, siguió Barahona de José Miguel Beard para tocar las fibras más profundas de nuestros corazones y el cierre espectacular de Compadre Pedro Juan de Luís Alberti que nos puso a mover todo y a encender los aplausos.
El otro cierre, las palabras del pastor, que buscó las palabras que no querían brotar, en lo más profundo del manantial de su alma para convencer otra vez a sus ovejas, las que están en buenas manos camino a la obra de bien, a la sanación y a la salvación de almas. Bienvenido, con música y con cantos, nueva vez Monseñor Andrés Napoleón Romero Cardenas.