POR SANTOS SALVADOR CUEVAS
Para Ecos del Sur
Tal vez ni remotamente imaginamos donde está la fuente de esas libertades de que gozamos los dominicanos de hoy, que no aquilatemos el costo en sangre y vida que hubo que pagar la resistencia nacional en aras de alcanzar la libertad de expresión, organización, de elegir y ser elegidos, de transito y confesión religiosa.
Las expediciones armadas que, por Constanza, Maimón y Estero Hondo durante los días 14, 19 y 20 de junio de 1959, que sirvieron de inicio al martirio donde pagaron con sus vidas 190 combatientes de la libertad. Aquellos hombres, al frente de los cuales estuvo el comandante Enrique Jiménez Moya, salieron desde Mil Cumbre, en Cuba, a jugársela para que hoy vivamos bajo un ambiente de libertad.
Con el triunfo de la Revolución Cubana, el 1 de enero de 1959, el exilio dominicano sintió la motivación de entender que los tiranos pueden ser derrocados, por ello, 5 meses después, exactamente el 14 de junio de 1959, se inicia el desembarco con que se pretendía poner costo final a 31 años de dictadura sangrienta impuesta por Rafael Leónidas Trujillo Molina y sus familiares.
Aquellos combatientes, agrupados en el Movimiento de Liberación Dominicana (M.L.D), pretendían poner en marcha un programa mínimo de gobierno, cuya esencia se fundamentaba en devolver la libertad al pueblo y el restablecimiento de un Gobierno Democrático.
Los expedicionarios fueron cazados uno a uno, encarcelados, cruelmente torturados y vilmente asesinados sin la más mínima expresión de condolencia ni arrepentimiento.
Entre quienes vinieron a dar sus vidas por la libertad de nuestra nación, se encontraban 196 combatientes, constituidos por los nacionales siguientes: 166 dominicanos, 22 cubanos, 13 venezolanos, 5 puertorriqueños, 2 españoles, 2 norteamericanos y 1 guatemalteco.
De esta totalidad de expedicionarios sólo 6 lograron salir con vida: 2 cubanos (Delio Gómez Ochoa y Pablito Mirabal) y 4 dominicanos (Francisco Medardo, Gonzalo Almonte Pacheco, Mayobanex Vargas y Poncio Pou Saleta).
Como se puede apreciar, desde la óptica militar la expedición armada de Constanza, Maimón y Estero Hondo, constituyó un rotundo fracaso, costando la vida gloriosa a 190 jóvenes revolucionarios; más, los hechos posteriores son testigos evidentes de la victoria política de estas acciones, dado que ahí, desde la sangre derramada por esta” Raza Inmortal”, se dio inicio al declive incontenible de la sangrienta dictadura de los Trujillo.
Inspirados en la nobleza de este coraje y sacrifico masivo que hizo tambalear a la dictadura, un conjunto de jóvenes revolucionarios, encabezados por el Dr. Manuel Aurelio Tavárez Justo (Manolo) y la Dra. Minerva Mirabal, deciden dejar constituido un nuevo proyecto revolucionario al que deciden denominar Movimiento Revolucionario 14 de Junio (1J4), que sirvió de instrumento para impulsar la resistencia y la lucha en calles y montañas contra la dictadura y sus secuaces.
Ese movimiento se expandió por todo el país y se prolongó a lo largo del tiempo, pasando por ver la represión, apresamiento, torturas y muertes contra sus principales dirigentes, incluido el asesinato de las hermanas Mirabal y su chófer en 1960; el alzamiento armado de 1963, demandando el retorno de Juan Bosch al poder y la Constitución de 1963, en donde ofrendaron sus vidas Manolo Tavárez y decenas de sus compañeros.
Así mismo, corresponde al Movimiento 14 de junio su participación heroica en la contienda militar de 1965, en donde se promovieron los Comandos de la Resistencia y pagaron con sus vidas varios cantorcitas, incluido su líder de entonces, el doctor Juan Miguel Román, quien cayera en el asalto al Palacio Nacional junto al Coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez.
Es decir, las libertades de que hoy disfrutamos, tienen su fuente en la resistencia y el martirio de un pueblo que, desde la colonización hasta nuestros días lucha y resiste en campos y ciudades por nuestro bienestar.
El dominicano de hoy y los que han de llegar en los años porvenir, debemos respeto y tributo eterno “a los valientes que allí cayeron por la libertad”.
Gloria eterna a su memoria y a su legado.
Para Ecos del Sur
Tal vez ni remotamente imaginamos donde está la fuente de esas libertades de que gozamos los dominicanos de hoy, que no aquilatemos el costo en sangre y vida que hubo que pagar la resistencia nacional en aras de alcanzar la libertad de expresión, organización, de elegir y ser elegidos, de transito y confesión religiosa.
Las expediciones armadas que, por Constanza, Maimón y Estero Hondo durante los días 14, 19 y 20 de junio de 1959, que sirvieron de inicio al martirio donde pagaron con sus vidas 190 combatientes de la libertad. Aquellos hombres, al frente de los cuales estuvo el comandante Enrique Jiménez Moya, salieron desde Mil Cumbre, en Cuba, a jugársela para que hoy vivamos bajo un ambiente de libertad.
Con el triunfo de la Revolución Cubana, el 1 de enero de 1959, el exilio dominicano sintió la motivación de entender que los tiranos pueden ser derrocados, por ello, 5 meses después, exactamente el 14 de junio de 1959, se inicia el desembarco con que se pretendía poner costo final a 31 años de dictadura sangrienta impuesta por Rafael Leónidas Trujillo Molina y sus familiares.
Aquellos combatientes, agrupados en el Movimiento de Liberación Dominicana (M.L.D), pretendían poner en marcha un programa mínimo de gobierno, cuya esencia se fundamentaba en devolver la libertad al pueblo y el restablecimiento de un Gobierno Democrático.
Los expedicionarios fueron cazados uno a uno, encarcelados, cruelmente torturados y vilmente asesinados sin la más mínima expresión de condolencia ni arrepentimiento.
Entre quienes vinieron a dar sus vidas por la libertad de nuestra nación, se encontraban 196 combatientes, constituidos por los nacionales siguientes: 166 dominicanos, 22 cubanos, 13 venezolanos, 5 puertorriqueños, 2 españoles, 2 norteamericanos y 1 guatemalteco.
De esta totalidad de expedicionarios sólo 6 lograron salir con vida: 2 cubanos (Delio Gómez Ochoa y Pablito Mirabal) y 4 dominicanos (Francisco Medardo, Gonzalo Almonte Pacheco, Mayobanex Vargas y Poncio Pou Saleta).
Como se puede apreciar, desde la óptica militar la expedición armada de Constanza, Maimón y Estero Hondo, constituyó un rotundo fracaso, costando la vida gloriosa a 190 jóvenes revolucionarios; más, los hechos posteriores son testigos evidentes de la victoria política de estas acciones, dado que ahí, desde la sangre derramada por esta” Raza Inmortal”, se dio inicio al declive incontenible de la sangrienta dictadura de los Trujillo.
Inspirados en la nobleza de este coraje y sacrifico masivo que hizo tambalear a la dictadura, un conjunto de jóvenes revolucionarios, encabezados por el Dr. Manuel Aurelio Tavárez Justo (Manolo) y la Dra. Minerva Mirabal, deciden dejar constituido un nuevo proyecto revolucionario al que deciden denominar Movimiento Revolucionario 14 de Junio (1J4), que sirvió de instrumento para impulsar la resistencia y la lucha en calles y montañas contra la dictadura y sus secuaces.
Ese movimiento se expandió por todo el país y se prolongó a lo largo del tiempo, pasando por ver la represión, apresamiento, torturas y muertes contra sus principales dirigentes, incluido el asesinato de las hermanas Mirabal y su chófer en 1960; el alzamiento armado de 1963, demandando el retorno de Juan Bosch al poder y la Constitución de 1963, en donde ofrendaron sus vidas Manolo Tavárez y decenas de sus compañeros.
Así mismo, corresponde al Movimiento 14 de junio su participación heroica en la contienda militar de 1965, en donde se promovieron los Comandos de la Resistencia y pagaron con sus vidas varios cantorcitas, incluido su líder de entonces, el doctor Juan Miguel Román, quien cayera en el asalto al Palacio Nacional junto al Coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez.
Es decir, las libertades de que hoy disfrutamos, tienen su fuente en la resistencia y el martirio de un pueblo que, desde la colonización hasta nuestros días lucha y resiste en campos y ciudades por nuestro bienestar.
El dominicano de hoy y los que han de llegar en los años porvenir, debemos respeto y tributo eterno “a los valientes que allí cayeron por la libertad”.
Gloria eterna a su memoria y a su legado.