POR SANTOS SALVADOR CUEVAS
Para Ecos del Sur
Lo que presentaron los noticieros televisivos esta noche del viernes último, en donde las cámaras de televisión presentan al mundo a dos soldados (oficiales o no) que timan a humildes comerciantes haitianos en un puesto fronterizo, y eso no debe pasar sin sanción, pues de lo que se trata es algo más que de un simple atropello, robo o abuso de poder de un militar. No, en la frontera nos las estamos jugando todos los dominicanos, los que habitan en centro del país, los del lado y los de allá.
Más que un simple acto de in delicadeza, se trata de una acción, sino provocadora, de complicidad con las fuerzas que desde distintas latitudes del mundo nos calumnian, al acusarnos de racistas, xenófobos y de violar supuestos tratados internacionales.
Como sabiamente decía mi abuelo, Don Tomás Cuevas, “el horno no está para galletica”, y, de cómo administremos “el conflicto”, saldremos victoriosos ante quienes afilan cuchillos en esta guerra diplomática que se libra en todos los rincones del Continente y el mundo, de un país que acude al derecho soberano que le asiste de regular la migración en su territorio.
En esto no puede haber error, y, quien lo cometa, no debe quedar sin sanción pública y ejemplar.
Con esta acción de los militares que estafan y “roban” en la frontera –según la cámara televisiva- queda evidenciada una gran debilidad de los cuerpos castrenses, esas tropas merece ser arengadas, alertadas y educadas en torno a la magnitud del proceso que allí nos estamos jugando.
Los ojos del mundo están clavados en la frontera dominico-haitiana, las principales voces que hasta ahora han primado, cuestionan el derecho soberano de los dominicanos; en la reunión de aquél mamotreto continental, al que denominan Organización de Estados Americanos, su principal cabecilla, el Secretario General Luis Almagro Lemes, acaba de plantear la necesidad de “parar por cualquier vía las deportaciones, voluntarias o no”, que hacen los dominicanos contra los haitianos.
Es decir, el país debe mantenerse firme, enérgico y unificado, pero no puede darse el lujo de cometer errores infantiles, eso que hicieron los guardias en un puesto fronterizo merece sanción inmediata; y, digo más, el Presidente de la República Lic. Danilo Medina, debe exigir cuentas al Ministro de Defensa, General Maximiliano William Muñoz Delgado, no sólo para que explique su versión sobre este hecho bochornoso y dañino para el interés nacional, sino para que dé cuentas también de lo qué está haciendo con las fuerzas a su mando establecida a lo ancho de la frontera dominico-haitiana.
No hay que alarmarse, como pueblo y nación soberana nos asiste el derecho de cumplir y hacer cumplir con nuestras leyes, y de eso se trata; pero hay que ser justo y no templar cuando se trate de enmendar errores que, si los dejamos pasar, pueden ser fatales para la nación entera.
Para Ecos del Sur
Lo que presentaron los noticieros televisivos esta noche del viernes último, en donde las cámaras de televisión presentan al mundo a dos soldados (oficiales o no) que timan a humildes comerciantes haitianos en un puesto fronterizo, y eso no debe pasar sin sanción, pues de lo que se trata es algo más que de un simple atropello, robo o abuso de poder de un militar. No, en la frontera nos las estamos jugando todos los dominicanos, los que habitan en centro del país, los del lado y los de allá.
Más que un simple acto de in delicadeza, se trata de una acción, sino provocadora, de complicidad con las fuerzas que desde distintas latitudes del mundo nos calumnian, al acusarnos de racistas, xenófobos y de violar supuestos tratados internacionales.
Como sabiamente decía mi abuelo, Don Tomás Cuevas, “el horno no está para galletica”, y, de cómo administremos “el conflicto”, saldremos victoriosos ante quienes afilan cuchillos en esta guerra diplomática que se libra en todos los rincones del Continente y el mundo, de un país que acude al derecho soberano que le asiste de regular la migración en su territorio.
En esto no puede haber error, y, quien lo cometa, no debe quedar sin sanción pública y ejemplar.
Con esta acción de los militares que estafan y “roban” en la frontera –según la cámara televisiva- queda evidenciada una gran debilidad de los cuerpos castrenses, esas tropas merece ser arengadas, alertadas y educadas en torno a la magnitud del proceso que allí nos estamos jugando.
Los ojos del mundo están clavados en la frontera dominico-haitiana, las principales voces que hasta ahora han primado, cuestionan el derecho soberano de los dominicanos; en la reunión de aquél mamotreto continental, al que denominan Organización de Estados Americanos, su principal cabecilla, el Secretario General Luis Almagro Lemes, acaba de plantear la necesidad de “parar por cualquier vía las deportaciones, voluntarias o no”, que hacen los dominicanos contra los haitianos.
Es decir, el país debe mantenerse firme, enérgico y unificado, pero no puede darse el lujo de cometer errores infantiles, eso que hicieron los guardias en un puesto fronterizo merece sanción inmediata; y, digo más, el Presidente de la República Lic. Danilo Medina, debe exigir cuentas al Ministro de Defensa, General Maximiliano William Muñoz Delgado, no sólo para que explique su versión sobre este hecho bochornoso y dañino para el interés nacional, sino para que dé cuentas también de lo qué está haciendo con las fuerzas a su mando establecida a lo ancho de la frontera dominico-haitiana.
No hay que alarmarse, como pueblo y nación soberana nos asiste el derecho de cumplir y hacer cumplir con nuestras leyes, y de eso se trata; pero hay que ser justo y no templar cuando se trate de enmendar errores que, si los dejamos pasar, pueden ser fatales para la nación entera.