POR SANTOS SALVADOR CUEVAS
Para Ecos del Sur
Los nombres de La Cueba, Los Guabas, La Sombra, Los Charquitos, El Manyay, Rincón de Ají, Hato Nuevo, Hatico, Alto de las Flores, etc todos están asociados a una convivencia rural, de campo, agricola, y que están referidos a la ubicación donde habitaron conglomerados de personas en zonas específicas de lo que todos juntos se conoció como la comunidad de Hatico.
Hatico fue el nombre de la comunidad que, como todo un conglomerado, existió en esta parte del Sur del país hasta el día 10 de marzo de 1943, en que, (aunque esto de la fecha se debate aún), nacen el municipio de Tamayo y la provincia Bahoruco.
Es decir, Tamayo (el municipio) y Bahoruco (la provincia), nacen exactamente el mismo día y año, por Decreto Presidencial; ambos en homenaje a la montaña gloriosa del Bahoruco que sirvió de guarida a las primeras manifestaciones de resistencia por la libertad de esta tierra en donde también se destacó aquél Cacique valiente de nombre Tamayo, que fuera especie de lugarteniente del Cacique Guarocuya o Enriquillo.
Es decir, con el nacimiento de Tamayo (lo que fue Hatico) como municipio, es el punto de partida para la superación o la mezcla de la vida rural hacia la vida urbana
Se empieza a superar la vivencia en casas construidas en su mayoría de Tejamani, hacia viviendas construidas en madera y más adelante en arena y cemento, hasta esa fecha, fruto de la permanencia rural, eran contadas las viviendas construidas en madera.
Con el nacimiento del municipio, en 1943, se da un salto cualitativo en las relaciones sociales, y así surgen las ideas urbanistas, que dan nacimiento a corto plazo a la construcciones del primer parque, la primera hielera, primera heladería y el asfaltado de calles y carreteras.
Es bueno destacar que la base que sirvió de soporte ideológico y material para impulsar la lucha hacia la conquista municipal, estuvo precisamente en ese crecimiento sectorial de que hable al inicio y que se identificaba con esos nombres de El Manyay, Los Guabas, Los Charquitos, La Cuaba, Alto de las Flores, etc, a lo que se debe sumar las primeras construcciones en madera que nacen antes de 1943 durante la época en que nos denominabamos como Hatico.
Sin esa zapata, sin la realidad de los primeros maestros que se presentaron, y sin la realidad de ese pujante mercado, hasta donde llegaban comerciantes y vendedores de todas las comarcas a la redonda, que venían desde Neiba, Galvan, Azua, El Cercado, San Juan, Barahona, Vicente Noble, etc., sin la suma de esos elementos se hacía imposible la demanda de un nuevo municipio.
Lo anterior viene dado también, por que la conquista del municipio no se dio sin niveles, no sólo de lucha y resistencia, sino también librando competencia, cabildeo en las esferas del Poder y niveles de confrontación con otras comunidades vecinas que demandaban ser los tomados en cuenta para que se les otorgue el derecho a ser municipio.
De manera tal, que, me luce, los tamayeros de hoy debemos gratitud a aquellos hombres y mujeres de ayer, que lucharon y aportaron para que hoy seamos una comunidad urbana, que sueña y lucha por alcanzar nuevos estadios de desarrollo.
Le debemos la edificación de un monumento a la memoria de Fabian Matos, Humberto Michel, María Antonia Gomez, Renato Arias, Epifanio Reyes, Felix Bueno, Lión Pérez, etc etc.
Para Ecos del Sur
Los nombres de La Cueba, Los Guabas, La Sombra, Los Charquitos, El Manyay, Rincón de Ají, Hato Nuevo, Hatico, Alto de las Flores, etc todos están asociados a una convivencia rural, de campo, agricola, y que están referidos a la ubicación donde habitaron conglomerados de personas en zonas específicas de lo que todos juntos se conoció como la comunidad de Hatico.
Hatico fue el nombre de la comunidad que, como todo un conglomerado, existió en esta parte del Sur del país hasta el día 10 de marzo de 1943, en que, (aunque esto de la fecha se debate aún), nacen el municipio de Tamayo y la provincia Bahoruco.
Es decir, Tamayo (el municipio) y Bahoruco (la provincia), nacen exactamente el mismo día y año, por Decreto Presidencial; ambos en homenaje a la montaña gloriosa del Bahoruco que sirvió de guarida a las primeras manifestaciones de resistencia por la libertad de esta tierra en donde también se destacó aquél Cacique valiente de nombre Tamayo, que fuera especie de lugarteniente del Cacique Guarocuya o Enriquillo.
Es decir, con el nacimiento de Tamayo (lo que fue Hatico) como municipio, es el punto de partida para la superación o la mezcla de la vida rural hacia la vida urbana
Se empieza a superar la vivencia en casas construidas en su mayoría de Tejamani, hacia viviendas construidas en madera y más adelante en arena y cemento, hasta esa fecha, fruto de la permanencia rural, eran contadas las viviendas construidas en madera.
Con el nacimiento del municipio, en 1943, se da un salto cualitativo en las relaciones sociales, y así surgen las ideas urbanistas, que dan nacimiento a corto plazo a la construcciones del primer parque, la primera hielera, primera heladería y el asfaltado de calles y carreteras.
Es bueno destacar que la base que sirvió de soporte ideológico y material para impulsar la lucha hacia la conquista municipal, estuvo precisamente en ese crecimiento sectorial de que hable al inicio y que se identificaba con esos nombres de El Manyay, Los Guabas, Los Charquitos, La Cuaba, Alto de las Flores, etc, a lo que se debe sumar las primeras construcciones en madera que nacen antes de 1943 durante la época en que nos denominabamos como Hatico.
Sin esa zapata, sin la realidad de los primeros maestros que se presentaron, y sin la realidad de ese pujante mercado, hasta donde llegaban comerciantes y vendedores de todas las comarcas a la redonda, que venían desde Neiba, Galvan, Azua, El Cercado, San Juan, Barahona, Vicente Noble, etc., sin la suma de esos elementos se hacía imposible la demanda de un nuevo municipio.
Lo anterior viene dado también, por que la conquista del municipio no se dio sin niveles, no sólo de lucha y resistencia, sino también librando competencia, cabildeo en las esferas del Poder y niveles de confrontación con otras comunidades vecinas que demandaban ser los tomados en cuenta para que se les otorgue el derecho a ser municipio.
De manera tal, que, me luce, los tamayeros de hoy debemos gratitud a aquellos hombres y mujeres de ayer, que lucharon y aportaron para que hoy seamos una comunidad urbana, que sueña y lucha por alcanzar nuevos estadios de desarrollo.
Le debemos la edificación de un monumento a la memoria de Fabian Matos, Humberto Michel, María Antonia Gomez, Renato Arias, Epifanio Reyes, Felix Bueno, Lión Pérez, etc etc.