Barahona.- Este primero de junio, como cada año, inicia la temporada ciclónica en el Caribe y los pronósticos del Servicio Nacional de Meteorología de Estados Unidos es para este año se esperan al menos 16 ciclones tropicales, 5 de los cuales podrían tener mucha intensidad, 4 huracanes moderados y 7 alcanzarían la categoría de Tormenta Tropical.
La Región Enriquillo, es una zona altamente vulnerable a la ocurrencia de los fenómenos de la naturaleza, ya que cada vez que tenemos éstos eventos tropicales, hay una secuela de daños materiales, de vidas en ocasiones y hasta emocionales.
La zona baja de la Cueca del río Yaque del Sur, así como la zona de Tamayo, Vicente Noble y otros poblados que lo bordean, cada temporada ciclónica ven amenazadas sus vidas ante la ocurrencia de eventos naturales.
La furia de las avenidas de las aguas solo puede ser controlado cuando en la región se satisfaga su anhelado sueño, que es de décadas: la presa de Monte Grande, que diversas organizaciones de la región, incluida la diócesis de Barahona, han venido reclamando al Estado dominicano, que al parecer no le interesa la suerte de esta zona.
¡Otra vez! inicia la temporada ciclónica que desde ya el Servicio Nacional de Meteorología de Estados Unidos ha dicho que será de las más activas y pese a los reclamos de las entidades sociales, de profesionales y de la sociedad civil para que se termine la obra que está paralizada, nada se logra.
La presa de Monte Grande, la cual ha sido denominada como “el metro del Suroeste”, de concretarse, sería la obra de mayor importancia para toda la Región Enriquillo, ya que no solo servirá de dique de contención a la furia de la naturaleza, sino que impactará positivamente en el bienestar social y económico de esta zona pobre.
Además, de evitar las inundaciones la presa incorporará más de 700 mil tareas a la producción, generará electricidad, empleos y servirá para detener la situación que se produce en el lago Enriquillo, que ha diezmado la producción e impactando negativamente en las economías de las familias que viven en las comunidades que lo bordean, entre otras ventajas.