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jueves, 4 de enero de 2018

BARAHONA: Muertes por violencia y atracos preocupan a barahoneros

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Barahona.- La muerte decidió que las personas no mueran. El destino será una eterna vejez. Eso solo ha sido posible en “Las intermitencias de la muerte”, una novela del escritor portugués José Saramago, Premio Nobel de Literatura 1998, porque en los barrios de esta provincia y la región ocurre exactamente lo contrario.

En el recién finalizado año 2017, los sectores de Santa Cruz de Barahona se convirtieron en “tierra de nadie”, en donde la vida poco vale y la muerte resulta indiferente: vivir o morir da lo mismo. La muerte anda tras las orejas de quienes residen en ellos. 

El año finalizó de la misma manera en que inició: con violencia social y atracos desde el principio de 2017 hasta el final de los recién finalizados 365 días del año, sin que haya alguna manera de cómo evitar tantas muertes.

Durante el finalizado año reinó en los distintos sectores, principalmente en Pueblo Nuevo, La Delicia, Enriquillo, Baitoíta, reinó la violencia, agitación social, así como los atracos en la que ciudadanos valiosos y productivos perdieron sus vidas, así como debido al enfrentamiento entre bandas de jóvenes rivales que se disputan sus respectivos territorios.

Muchas han sido las victimas producto de esta violencia desenfrenada con la muerte la tarde del 31 de diciembre de Manuel Alejandro Matos Féliz (Mingolo), de 20 años, que la Dirección Regional Sur de la Policía Nacional dice que se debió a viejas rencillas personales, sindicando al muerto como a los cometieron el homicidio como “reconocidos delincuentes” pura y simple.

Los supuestos responsables de arrancarle la vida a Matos Féliz, de un balazo en la cabeza: Carlos Eduardo Cuevas Ramírez (Pomo), Yeudi y Bololo, quienes decidieron entregarse al fiscal titular, Yván Ariel Gómez Rubio para ser investigados con relación al asesinato del joven.    

No respetan ni a la PN

Tras ser abordado por periodistas de www.lalupadelsur.com, la tarde del martes cuando salía de la morgue del Centro Médico Regional Magnolia en donde estaba el cadáver de un dominicano que vino de los Estados Unidos a casarse y fue asesinado por delincuentes para quitarle un motor, el fiscal titular Yván Ariel Gómez Rubio, dijo que estos hechos ocurren en cualquier ciudad del mundo.

Pero la comunidad regional tiene la percepción que las autoridades han perdido el control de las acciones de violencia, ya que ni la Dirección Regional Sur ni el Ministerio Público dan “pie con bola” para enfrentar a una delincuencia cada vez más desafiante.

Tan desafiante que casi a finales del pasado mes de mayo de 2017, dos encapuchados asaltaron el destacamento policial de Santa Elena, golpearon un cabo que estaba en servicio, le llevaron su  arma de reglamento y dos escopetas, sin que hayan sido detenidos los responsables ni las armas recuperadas.

El cabo Pedro D´ Oleo Vallejo, recibió fuertes golpes en la cabeza y, posteriormente amarrado por los dos desconocidos, encontrado por comunitarios que le auxiliaron, dieron parte a la policía que acudió de inmediato. Lo llevaron al hospital.

La violencia arrancó la vida a Alexis B. Pérez Féliz, cabo del Ejército de República Dominicana, asesinado de perdigones de escopeta durante un incidente en una discoteca de Cabral, situació que creo tensión entre comunitarios de El Cachón y Cabral.

Casos de violencia y atracos

Los barrios del municipio Santa Cruz de Barahona como otras comunidades de la zona son sectores y ciudades “de nadie” en donde impera la ley de los delincuentes, sin que la autoridad competente haga alguna cosa para evitarlo.    

A principios del pasado diciembre caía abatido a manos de asaltantes el vigilante en una estación de gasolina, Moisés Rafael Santa Féliz, de 54 años, su asesino rápidamente detenido y puesto en libertad el principal sospechoso. 

Otro que cayó víctima de la delincuencia fue Federico Antonio Pérez, de 46 años, quien la madrugada del viernes 7 de julio se levantó a las 5:30 de la mañana con era su costumbre a hacer café, desayunar, bañarse e irse a trabajar de vigilante en la escuela básica del barrio Enriquillo, pero andaba con la muerte detrás y fue asesinado por antisociales, lo más lejos que tenía era que la muerte lo acechaba.

Como no respeta status social a principios de noviembre desconocidos dispararon a la yipeta de una funcionaria en la región de la sucursal del Banco de Reservas, Érika Tavárez, impactando una de las balas en el brazo derecho a un sobrino suyo de 17 años que iba a dejar a su casa, ubicada en la calle Duarte.

El 20 de junio del pasado 2017, en horas de la tarde en pleno centro de la ciudad, dos desconocidos, a bordo de un motor asaltaron al mensajero del Supermercado Jacobo, que iba a depositar una cantidad de dinero en efectivo y cheques a un banco privado acompañado de un agente policial que le servía de seguridad. Se llevaron una valija con el dinero, en principios no precisado el monto.