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viernes, 7 de junio de 2019

OPINION: Aquellos tiempos en que era comunicador.

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Por Carlos Julio Féliz Vidal.

Siempre doy gracias a Dios por los privilegios que me ha dado.

Fui columnista a los 19 años de un periódico nacional. Mantuve una columna, llamada "Buscando Soluciones" en el Periódico el Sol, cuyo director era un prominente intelectual dominicano, el Víctor Livio Cedeño.

Mis artículos, sobre temas trascendentes de la vida social dominicana, se publicaban una vez a la semana.

Buscando Soluciones llegó a convertirse en un programa radial, que se difundía todos los miércoles por Radio Barahona. Era un programa de investigación y de análisis de temas científicos, donde yo era un catalizador que entrevistaba a expertos nacionales y extranjeros sobre temas de importancia capital para el País.

Fui colaborador de revistas y periódicos extranjeros, especialmente en temas de investigación.

La comunicación me apasioó, y la disfruté a plenitud, como todo lo que he hecho a lo largo de vida.

La dejé por la abogacía, como también hice con la Fotografía y otros quehaceres.

Ocasionalmente he escrito, en los últimos años, algunos artículos para la prensa, sin otro ánimo que el de contribuir al esclarecimiento de algunos temas controvertidos o de fijar una postura necesaria.

Hoy, la comunicación es fluida, atrevida e indispensable. De algún modo, todos somos comunicadores, cuando empleamos medios que difunde nuestro pensamiento.

La comunicación tiene unos límites éticos legales y humanos que se han venido debilitando, en la medida en que se irrespetan normas que trazan fronteras entre el derecho a la información y a la expresión, con sus colorarios necesarios como lo son el derecho a recibir información veraz y a no ser perturbado en el honor y en la intimidad.

He trabajado, como facilitador para varias entidades, incluyendo el Tribunal Constitucional, en este dilema que se vincula a varios derechos fundamentales.

Ahora, la dimensión de la comunicación tiene unos matices impensables hace dos o tres décadas, lo que amerita de replanteamientos objetivos de las nuevas formas de comunicación masiva, que permitan la salvaguarda de un plus de derechos fundamentales. La sociedad cambió y también la forma de comunicarnos, sin embargo, el andamiaje normativo, en muchos aspectos, permanece estanco.