POR RAMÓN LOPEZ YNOA
La celebración del día de las Madres este año fue diferente a las de años anteriores. Después de varios años, cuyos días de las madres pasaban sin pena y sin gloria, esta vez hubo desbordamientos de celebraciones, con cientos y cientos de regalos, para esas abnegadas mujeres que la naturaleza ha privilegiado con el sagrado designio de perpetuar la especie humana a través de la reproducción. ¿Qué de malo tienen esas celebraciones? Nada, en cuanto al beneficio individual; ojalá que las de este 26 de mayo se repitieran, por lo menos, cada tres meses, pero, sin esas motivaciones ocultas, y a veces no tan ocultas, de quienes patrocinaron éstas.
Si algo tuvo de dañino la celebración de este día de las Madres, fue convertir a esas mujeres-madres en un medio para alcanzar fines políticos; a eso se le llama clientelismo, un fenómeno calificado de lesivo a la dignidad humana, propio de sociedades pre modernas y que se convierte en un mecanismo de cooptación o control político. Todos los políticos, de todas las parcelas políticas, celebraron el Día de las Madres con los mismos fines: la subyugación de la conciencia política para ser favorecidos por el voto de esas mujeres y sus familiares.
En las redes sociales, con orígenes en Barahona, sólo se vio pecaminoso que el señor Gobernador de la provincia hiciera sus acostumbrados repartos de raciones alimenticias a mujeres pobres de la comunidad, al tiempo que se celebraba con manifiesta algarabía el reparto que, igual manera, los demás políticos también hacían.
Un ex gobernador calificó de humillante que en el día de las madres se utilizaran, a su decir, los recursos del gobierno para uso personal, pero, ¿y con cuáles recursos lo celebraron los demás políticos?, a excepción, claro, de aquellos que aspiran por primera vez a un cargo electivo y no tienen funciones en el tren gubernamental.
Por eso es que se le llama clientelismo, de otra manera, no lo fuera.
Para el periodista que posteó en su cuenta de fb sobre el reparto del señor Gobernador lo perverso fue, a su parecer, “la manera humillante” en que se les suministró “a esas infelices mujeres un poco de comida para sus pobres hogares”, pero, cuando le tocó hablar del reparto del señor senador por la provincia de Barahona, escribió: “Eddy Mateo en el día de las madres les dio dignidad y regalos a las madres”.
Los dos hicieron lo mismo; hicieron repartos. El pecado estuvo en la forma y en dónde se hicieron, y es que en el fondo de la defensa a las mujeres-madres subyace el componente político, no que se vea al clientelismo como un elemento nocivo a la democracia, sino utilizar la ocasión para denostar al contrario. No se ataca el mal del clientelismo, sino la forma de ejercerlo.
Cuando el jefe de campaña del Gobernador salió en su defensa y al periodista se le exige respeto por Santana, su respuesta fue:
“…no hay tal falta de respeto, pero, es jefe de campaña y tenemos que enfrentarlo…”