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miércoles, 12 de junio de 2019

OPINION: El olvido del plano técnico en hechos de alta carga emotiva, como el actual de David Ortiz, es denominador común del fracaso de la sociedad en la Justicia.

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POR STILL PEREZ GUZMAN

Desde el inicio mismo de las investigaciones se observa un manejo grotesco y primitivo de los vestigios recogidos en la Escena del Crimen, los agentes parecen "carniceros cortando carne". Hay carencia de la más elemental técnica. El Inmediatismo, la influencia mediática y el azar trazan las líneas de investigación en el presunto intento de asesinato contra David Ortiz.

Esta falta de pericia garantiza un fracaso en las lides judiciales que es en donde se debe juzgar y condenar a los presuntos culpables. El "afán de figureo" y de lucir bien ante la opinión pública, es lo que mueve a nuestras instituciones responsables de perseguir el crimen. Declaraciones imprecisas y poco acuciosas son ofrecidas por la dirección de la Policía Nacional y por la Procuraduría General de la República. Hay notoria falta de madurez técnica.

En términos legales, el caso es verdaderamente complejo. Hay que detenerse a pensar que se trata de una pluralidad de agentes en el delito, lo cual es en extremo necesario, pues hay que encuadrar conductas que concuerden o subsuman en los tipos penales de nuestro Código Penal. En un hecho penal, en donde concurren varios agentes, como en el caso David Ortiz, puede haber autor, coautor y cómplice. Ésto, de acuerdo con nuestra legislación.

Se habla de autoría intelectual y de sicariato o muerte por encargo, pero estas conductas no existen como tipos penales en nuestra legislación penal material. Por ende, para fines de la pena, no habrá correspondencia entre el grado de participación y la pena imponible.

En nuestro ordenamiento, el autor intelectual equivale al instigador, a éste le es aplicable la pena del cómplice. Al cómplice se le debe imponer la pena inmediatamente inferior a la pena impuesta sobre el autor. Es decir, el posible autor intelectual podría ser condenado, si a quien hizo el disparo lo juzgan por asesinato, a cumplir una pena de 3 a 20 años de reclusión mayor, una pena menor que la imponible al autor material (aquel que dio el tiro a David Ortiz), un ratero de poca monta a quien se le pagó una alta suma de dinero para realizar el asesinato.

Ya la sociedad Dominicana ha sufrido decepciones con otros casos de profundo calado emotivo social. Con nuestro " Big Papi", lamentablemente, está a punto de ocurrir lo propio.