POR SANTO SALVADOR CUEVAS
La fuerza del danilismo (cuyo guía y ente catalizador es el presidente Danilo Medina), está dispersa o disgregada en una competencia interna por la precandidatura presidencial.
En medio de esa competencia, y digamos como propuesta nueva o fresquita, ha surgido el fenómeno de Gonzalo Castillo, quien, apenas a horas de haber surgido como opción, está acaparando la atención y una simpatía nunca vista jamás en la fase embrionaria de aspirante alguno.
El surgimiento de Gonzalo entonces, amplia más la dispersión del danilismo. La ventaja está en que la dispersión de las fuerzas danilistas tiene un limite, un stop en el tiempo pues está pautada (la dispersión) hasta el 7 de septiembre.
Es decir, mientras compiten los danilistas en todo el país, por ser los favorecidos a encabezar la precandidatura presidencial en representación de esa corriente, desde el mando danilista están en marcha varias firmas encuestadoras para contactar quien en verdad encabeza las simpatías en el seno de la sociedad.
El 7 de septiembre el alto mando de esa corriente presentará al de mayor arrastre, y entonces los otros 6 se sumarán en apoyo y, con el presidente Danilo Medina al frente, se va a rastrillar todo el país promoviendo la Sangre Nueva, hasta ganar las primarias abiertas del 6 de octubre y seguir avanzando hasta mayo del 2020.
