POR ALEJANDRO SANTANA
Pudiera ser el secreto sagrado de dos amigas que deciden salir de su pueblito hacia la capital y al llegar a la gran ciudad se alojan en un prostíbulo y al disputarse un cliente se enemistan de mala manera, pero al regresar a su natal ninguna de las dos se puede llamar prostituta.
¿Y que relación tiene este caso con la compra de votos en unas elecciones ?. Bueno en un país, en una sociedad donde todos hacen lo mismo a sabiendas de que es ilegal, inmoral y hasta oprobioso, nadie puede salir a denunciarlo porque si se aplican los correctivos, todos serian sancionados.
En estas primarias, un método nuevo en nuestro país, se hicieron los mismos trucos de siempre, aunque nuestra ley de partidos lo prohibía y prometía sancionarlo, porque estaba permitido.
Los periodistas y comunicadores que nos dedicamos en estas primarias a recorrer cada centro de votación nos dimos cuenta que en viviendas localizadas cerca de centros se colocaron oficinas de compra de conciencia.
De conciencia, no de cédula, y lo de compra de cédula el presidente Danilo Medina lo negó y tuvo razón: no se compró cédula, se compró conciencia, se negoció el voto favorable. «Trescientos pesos y vota por estos candidatos que te señalo».
Se los señalaban y el votante joven que fue el porcentaje que se dedicó a buscársela en tal sentido fue que incurrió en esa bajeza, sin tener en cuenta que un voto consciente fortalecería la democracia. Qué democracia, me dijo un joven que por nuestra amistad me atreví a decirle que eso era inmoral.
Todos compraron o dieron dinero para que los favorecieran con el voto, nadie puede hoy endilgarle al otro ser inmoral por comprar conciencia,porque todos lo hicieron, que nadie se llame a engaño.
Desde que nuestros políticos entendieron que para ganar hay que hacer lo que sea y ese concepto se traspasó a sindicatos, agrupaciones sociales y clubes, es hasta normal hacer ese negocio…Entonces, tú compraste votos y yo también.
