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domingo, 5 de abril de 2020

OPINIÓN: Cómo detectar a los odiosos bots y su origen

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POR JOSE P. MONEGRO

Escribí un comentario en mi cuenta de twitter en el que exhortaba al presidente Danilo Medina a prestarle atención a su último tramo de gobierno para evitar travesuras.

Lo hacía a raíz de la autorización para la construcción de un complejo hotelero en terrenos que han sido identificados como parte de un área protegida, según documentación profusa compartida por el exministro de medioambiente y exdirector de Parques, Omar Ramírez.

También me refería a la «no objeción» por parte de Aeroportuaria a la construcción de un aeropuerto en Macao, en una región donde ya funcionan dos aeropuertos y un aeródromo.

Una trulla de bots se centró en mí, quizás desconociendo que con las herramientas adecuadas y la pericia profesional pertinente pueden ser detectados e incluso identificar su origen.

Los bots no generan opinión por sí mismos, sino que crean una sensación de hostigamiento en un receptor que de repente se ve recibiendo decenas de reacciones.

Los mensajes de esos bots van dirigidos a una persona en particular.  El contenido de los mismos solo sale de esa intimidad si usted le responde, porque en ese caso entonces sí lo ven los que le siguen a usted.

No pierda de vista que el objetivo de los bots es intimidar para que usted abandone un tema o impresionarlo para que asuma el tema de su interés bajo la falsa premisa de que la posición difundida por los ellos es popular.

Muchos se preguntan entonces cómo identificar una cuenta bot y cómo detectar su origen.

Los bots tienen características comunes:

1.- Creación en fechas cercanas.

2.- Pocos seguidores.

3.- Expresiones tipo consignas.

3.- Mensaje coincidentes entre sí.

4.- Posiciones altisonantes y nunca propias.

5.- Carentes de vínculos humanos (familia o amigos).

6.- Interacciones incoherentes con otras cuentas.

La detección del origen ahora también es posible con herramientas tecnológicas disponibles que pueden hacer miles de cruces hasta llevar a puntos comunes, aunque con frecuencia son «agencias» contratadas. El siguiente paso, saber cuál es la mano que mece la cuna, requiere ya de informaciones más allá de las evidentes.