POR DAVID RAMÍREZ
Yo a la diputada Noris Medina apenas la he visto, nunca me he reunido con ella, ni estoy interesado en reunirme ni ahora ni nunca, pero viendo el video de los lamentos y lloriqueos de Miguel Féliz y también las quejas en las redes sociales de los seguidores del diputado Mariano Montero, me pregunté hasta donde pueden ser tan ciertos o falsos sus resentimientos o disgustos de que la aspirante a la senaduría por la Fuerza del Pueblo y el Partido Revolucionario Moderno, es una traidora consumada, ambiciosa e irresponsable.
De hecho, yo hace un par de meses veía con simpatía la candidatura de Noris Medina frente a la del forastero aquel, nacido y criado en la capital, llamado José del Castillo, y hasta pensaba en darle abiertamente mi apoyo para que ese individuo no comprara la senaduría de Barahona, pero al escuchar y leer cosas tan fea sobre ella, me han hecho recular. Ya no goza de mi confianza.
La traición en la política es algo usual y en verdad que molesta, pero aquel que no esté preparado, mejor que deje la política y se dedique a otra cosa. Ya esos sentimientos lo expresó un cantante, Julito Deschamps, hace décadas: “Ay, como hiere y molesta, una traición aunque sea, en la imaginación como duele, Aunque tú lo disimules, como duele una traición”.
