Compartimos tus años de infancia y adolescencia, aquellos años en que jugábamos baloncesto y pelota, en los que siempre soñabas con ser un militar profesional.
Lo lograste con toda la dignidad que implica cursar la carrera militar, con empeño, fervor, disciplina, honor y compromiso.
Estuve recientemente en el municipio de Salinas, buscando apoyo de mis amigos, y pregunté por ti hasta llegar frente a casa de tus abuelos.
Hoy, hace apenas minutos, entristecido y desconsolado, Máximo Cuevas, recordándome la insistencia que yo tenía en saber de ti, me informa del cobarde asesinato que fuiste víctima.
Descansa en paz, Capitán Richi, mi eterno amigo.