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domingo, 19 de julio de 2020

BARAHONA: El alto sentido del honor.

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Por Still Pérez

¿Por qué un competidor perdona a su rival, incluso pudiendo ganar claramente frente a éste?

¿Qué razones mueven a alguien con elevados conocimientos en un área determinada a enseñar a quien sabe menos, en lugar de humillarlo haciendo notar su superioridad?

He vivido gran parte de mi vida compitiendo en diferentes planos, principalmente en el ajedrez, pudiendo ser, testigo unas veces, y protagonista otras, de verdaderos gestos que ennoblecen el alma.

Una persona preparada en técnicas de artes marciales o defensa personal, puede perdonar a quien le ha ofendido verbal o físicamente, sustituyendo la imposición de su ventaja técnica en una invitación a aquél a deponer actitudes, tomando en cuenta la consabida desventaja de su rival. 

En cierta ocasión, el Gran Maestro de Ajedrez, Leinier Domínguez, de nacionalidad cubana, quien fuera hasta hace poco uno de los diez mejores jugadores del mundo, posición exclusiva de los genios de este deporte, estaba a punto de rematar al genio del ajedrez de Ucrania, Vasiliv Ivanchuk, en un importante torneo celebrado en Tsalónica, Grecia.

El ajedrecista cubano hizo todo lo posible por no ganar la partida, utilizando la técnica de repetición de jugadas para producir el empate, cuando se veía con claridad que podía ganarla limpiamente. 

Muchas personas se preguntaron sobre el porqué de este extraño gesto. La respuesta es que el genio Ucraniano, caracterizado por su fragilidad nerviosa, había entrado en presión de reloj, circunstancia que lo obligaba a hacer jugadas rápidas e imprecisas, lo que a la vez ocasionaba la caída de las piezas en el tablero, siendo ocasión de nuevas pérdidas de tiempo. 

Para Domínguez, era una notoria falta de honor y respeto por el ajedrez ganar a un jugador de ese nivel que no estaba en su mejor momento. No obstante, el cubano pudo alzarse con la corona en este torneo de élite.

En la locución, profesión que he ejercido por cerca de 20 años, he visto cómo excelentes profesionales desprenden verdaderas perlas a favor de locutores menos experimentados o talentosos, para que éstos queden bien en sus actuaciones.

Por ejemplo, en la lectura de noticias, he visto cómo Elphis Pérez, mi padre, disminuye la velocidad y el ritmo de su lectura, para poder acoplarse a los menos experimentados, que hacen de dúo en un noticiario a dos voces, haciéndolos quedar bien en lugar de avasallarlos. 

En la abogacía, Carlos Julio Féliz Vidal permite salidas dignas a otros profesionales del área, que siendo sus adversarios, en determinado momento no están bien preparados de cara al caso que han asumido, enseñándoles muchas veces qué camino resulta más conveniente tomar para solucionar el conflicto.

Estos casos son genuinas manifestaciones de alto honor que he tenido el sublime placer de presenciar. 

Cuán bien se le hace a un ser humano salvándole su orgullo en determinadas circunstancias, lo que nos enseña además, que para ganar no hay que humillar ni destruir al adversario.

Trate a su adversario con honor y respeto, pues  lo adversaria puede ser coyuntural.