Cuando alguien le reconoce a mi padre las condiciones excepcionales de locutor, halaga el sentido de mi profesionalidad, porque también soy locutor.
Por otro lado, para mi padre siempre ha sido fácil ser un profesional de excelencia, pues nació con abundante talento, su disposición orgánica desde sus pulmones, su diafragma, hasta el tamaño de sus labios y su bien puesto cerebro, con una memoria prodigiosa, formado en el arte de la enseñanza de las letras desde su tierna juventud, llevan su capacidad vocal a cualquier nivel pese a su larga edad.
Sin embargo, lo que más me enorgullece, que halaga el sentido de hijo, es su integridad cabal, lo que me hace decir en más de una ocasión: soy hijo de un verdadero hombre.
¡Loor para mi Padre!