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domingo, 14 de febrero de 2021

Las vejaciones, mentiras, maltratos y destrucción propiedades privadas y municipales, del CAC

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Por José Medina
Tomado de Armario Libre

Las empresas, y, sobre todo, las instaladas fuera del gran Santo Domingo y grandes ciudades como Santiago, deben trabajar cónsonas con la población, con la ciudadanía, para parte de su bienestar, dejarlo en la comunidad donde esté enclavada, pero si es extranjera, con mayor necesidad.

Nuestra empobrecida región Sur, al menos, dos de las tres provincias de la región Enriquillo donde funciona el Consorcio Azucarero Central (CAC), arrendataria del Ingenio Barahona, sus habitantes, cada día maldicen, el día que el Gobierno, arrendó la industria azucarera a una familia de guatemaltecos, que lo último que están haciendo es destruyendo sembradíos de pobres campesinos, propiedades privadas y hasta obras construidas por ayuntamientos.

La empresa azucarera privada, en los últimos diez años, de sus 20 que administra el Ingenio Barahona, sería la más odiada en las provincias de Bahoruco, Independencia y gran parte de Barahona, por los maltratos constantes a empleados, campesinos y ahora, hasta a autoridades edilicias de los bateyes donde hay plantaciones de caña.

El Consorcio Azucarero Central Barahona, luego de ser en los primeros años una empresa modelo, que realizaba un trabajo social con toda la comunidad bateyera donde tiene grandes plantaciones de caña, se ha convertido en la principal enemiga de la clase paupérrima, por los abusos constantes a los que menos tienen.

Fabricar un expediente a un empleado con diez, 14, y hasta 20 años, con el único objetivo de no pagarle sus prestaciones laborales, no es de cristianos, no es de una empresa con gente de buen corazón; esa es una actitud de gente diabólica, que es posible, que el único Dios que exista en su pecho es el dinero, acompañado de la maldad.

El pasado Gobierno, ni por enterado se dio de las tantas denuncias de atropellos, vejaciones, maltratos y todas las diabluras, cometidas por el Consorcio Azucarero Central, por lo que se espera que el “Gobierno del Cambio”, haga caso a tandas denuncias de exempleados que han dejado su juventud, haciéndole dinero a los guatemaltecos, y luego deben irse a sus casas, con una mano delante y otra detrás e ir a la cárcel, por un expediente prefabricado, solo para no otorgarle sus prestaciones laborales.

Hay días que en los tribunales de Barahona, se conocen hasta tres y cuatro casos de demandas de exempleados al Consorcio Azucarero Central, lo que debe llamar la atención de las autoridades, no solo gubernamentales, sino judiciales, de que algo está pasando en la industria, mayor empleadora de toda la región Enriquillo.

Antes, ejecutivos del CAC-Barahona, se llenaban la boca, se vanagloriaban, diciendo en los tribunales que eran amigos personales del entonces procurador general de la República, Jean Alain Rodríguez, con lo que pretendían “meter cuco” a los pobres e infelices trabajadores que ven la justicia solo para los ricos.

Las autoridades deben adentrarse a los bateyes, Batey 4; Batey 5, Batey 6, y todos aquellos donde hay cañaverales administrados por el CAC, para que conozcan la realidad y las constantes violaciones de los derechos humanos que son cometidos por ejecutivos de la empresa.

Deben investigar, además, las demandas existentes en los tribunales de Barahona y Bahoruco, porque han hecho una práctica, fabricar expedientes y botar empleados, sin darle sus prestaciones laborales, porque de lo contrario, serían sometidos a la justicia con expedientes ficticios.

Son millones de pesos los que tendría que pagar el CAC-Barahona a exempleados, si el Ministerio de Trabajo, inicia una investigación de los exempleados que han dejado todo abandonado, por temor a ser llevados a la justicia, con un expediente falso.

En principio, considerábamos que hay que cumplir con el arrendamiento del Estado al CAC, pero son tantas las denuncias que nos llegan de los bateyes, que preferiríamos, a que el contrato sea anulado, porque la empresa azucarera se ha convertido en un mal, y no es necesario.

¿Y, por cierto, de quién o quienes serán las pistas clandestinas, entre los cañaverales, donde aterrizarían avionetas y helicópteros, a todas horas, del día y la noche? ¿Qué buscan o qué van a llevar?