Sigue siendo notaria la ausencia del comandante Fidel Castro en las Cumbres Iberoamericanas de Jefes de Estado de Gobiernos.
Siempre la voz de Fidel fue vertical, coherente, firme y resuelta, clamando por los países del Tercer Mundo.
La ausencia de esa voz inclaudicable, en esta ocasión, aunque en menor dimensión, fue suplida por los presidentes Luis Abinader, de República Dominicana, y Luis Arce, de Bolivia.
El presidente Abinader tronó diciendo: ".. el mundo ha llegado a un punto de inflexión que obliga a plantearnos otro modelo de desarrollo, justo, verde y sostenible. Triunfaremos juntos o fracasaremos separados. La decisión es solo nuestra".
Y reiteró Abinader: "no reclamamos ayuda humanitaria o fondos de beneficencia" ante la crisis.
El presidente Luis Arce, de Bolivia, fue al grano:
"no podemos salir de la crisis económica dejada por la pandemia de la Covid-19, si dejan a las naciones del Sur en la vulnerabilidad".
Y remachó el presidente de Bolivia:
"las farmacéuticas deben liberar sus patentes para permitir acceso universal a las vacunas".
Lamento la ausencia en esta Cumbre de los presidentes Daniel Ortega, de Nicaragua; Nicolás Maduro, de Venezuela; y Nayib Bukele, de El Salvador.
Estas posturas muy responsable frente a la crisis global sanitaria, asumidas por Luis Abinader y Luis Arce, es la misma asumida por el papa Francisco, el Secretario General de la Naciones Unidas, Antonio Guterres, y muy anterior ha sido un reclamo del presidente de México Manuel López Obrador.
En esa Cumbre faltó decirle al primer mundo que los países del Sur guardamos gratitud por la solidaridad del pueblo chino y su gobierno, que han asumido el suministro de millones de vacunas.
