Tomado de Armario Libre
El 2020, año que debía ser eliminado del calendario como que haya pasado, marcó al mundo. Fue el año donde todo se detuvo, donde la economía, la vida, la existencia y el sentido de las cosas, tuvieron un stop.
El Covid-19, cambió todo, y al parecer, para siempre, porque ya nada volverá a ser como antes.
Llega el 2021, y sigue igual, aunque después del segundo semestre, las cosas comenzaron a dar “pininos” de que se arreglarían, pero con un proceso muy lento.
En la postrimería del 2021, se ha anunciado una economía fuerte, con crecimientos, anunciando obras por montones, muy millonarias, como si en República Dominicana, no hubiera existido nada.
¡Y qué bueno!! El coronavirus destruyó miles de vida en República Dominicana y millones en todo el mundo, pero como todo se observa, blindó la economía.
La bonanza que se observa es tan grande, que pareciera que el Covid, en vez de traer destrucción, trajera, bienestar y prosperidad.
Según los números del Banco Central, y las inversiones que anuncia el presidente Luis Abinader en cada lugar, la situación económica de República Dominicana está mucho mejor que antes de pandemia en el 2020.
Y la gente hace el coro. Los productos de la canasta familiar, por las nubes, los precios de los combustibles por los cielos, y hasta las bebidas alcohólicas están inalcanzables, pero la población, ni por enterado se da, al parecer, duerme un letargo, pero que, según muchos, podría despertar de un momento a otro.
El Gobierno anuncia que los recursos que se ha economizado, producto del robo del pasado, lo invierte en obras, pero es que los anuncios de edificaciones, construcción de carreteras, puentes, y otras, son inmensas, y a pesar de los anuncios, no se observa más nada, solo en raras excepciones.
Esperemos que los anuncios en el 2021 hayan sido para adelantar el proceso para el 2022, pero lo grande del caso es que muchas de esas obras hasta tienen fecha de conclusión el próximo año, cuando ni han comenzado.
Esperemos que el 2020 jamás vuelva para no detener el tiempo, pero que el 2021 solo sea la sombra de lo bueno que será el 2022, para que vuelva el progreso, la prosperidad y la riqueza, pero para todos, porque las bonanzas de las que se vive en jeepetas y vehículos privados, no es la misma que se encuentra en los carros públicos, autobuses de pasajeros y el Metro.
Roguemos por un mejor año 2022, y que la realidad llegue a los dominicanos, y se puedan poner los pies sobre la tierra, sin publicidad engañosa.