Wilfredo Pérez, residente en la comunidad de Batey Uno, de la Zona Cañera, culpó de la situación al Consorcio Azucarero Central (CAC), compañía que tienen arrendado el Ingenio Barahona.
“La comunidad amenace de negro, de luto, por la paja (cachipa) de caña quemada, que cae en las casas y calles de aquí”, manifestó Pérez, quien aseguró que han realizado reuniones con las autoridades del CAC donde estos se han comprometido con no quemar la caña, pero “lamentablemente lo hacen”.
Manifestó que la cachipa viene agravar la situación de la salud de los moradores de esa y las demás comunidades de la zona, ya que están afectados con un virus gripal y la cachipa empeora los problemas respiratorios de quienes la padecen.
Asegura que los recién nacidos, personas envegecientes y que padecen otros males, podrían morir por la inhalación del humo y la ceniza de la caña quemada, que según afirma, se realiza todos los días en los cañaverales.
